Joludi Blog

Mar 8
Las portentosas hermanas Berenguer.
La historia-nuestra historia- es muchísimas veces más fascinante que la más maravillosa de las novelas. Pongo un simple ejemplo. Pensemos en Ramón Berenguer IV “el Santo”, conde de Barcelona y Señor de Aragón en la...

Las portentosas hermanas Berenguer.

La historia-nuestra historia- es muchísimas veces más fascinante que la más maravillosa de las novelas. Pongo un simple ejemplo. Pensemos en Ramón Berenguer IV “el Santo”, conde de Barcelona y Señor de Aragón en la mitad del siglo XII. Corrían tiempos en los que la estrella de los aragoneses y catalanes comenzaba a brillar con fuerza en el sur de Europa.

Su hijo, que también se llamaba Ramón Berenguer heredó el Condado de Provenza. Se casó con una aristócrata de la casa de Saboya y tuvo cuatro hijas. Las vidas entrelazadas de esas cuatro princesas podrían dar forma no a una novela, sino a toda una colección de ellas.

Aquellas cuatro nietas de aquel Conde de Barcelona fueron todas, con el tiempo, reinas. Y lo fueron simultáneamente. Cada una de ellas compuso una biografía más que fascinante.

Margarita, fue Reina de Francia (tras un matrimonio amañado nada menos que por Blanca de Castilla) y forzó a su esposo, Luis IX a llevarla con ella a las Cruzadas, pese a estar embarazada. Y menos mal que el rey accedió porque cuando el monarca cayó preso de los mamelucos, fue Margarita quien organizó todo para rescatarle. Era una mujer de una pieza y lo mismo dominaba el arte de la cetrería que traducía del latín.

Eleanor se convirtió en Reina de Inglaterra y se las arregló para compensar con su inteligencia la estupidez y cobardía de su esposo, Enrique III. Además, usó su vínculo familiar con Francia para orquestar una más que razonable paz entre los dos reinos.

Beatrz fue coronada Reina de Sicilia, al casarse con Carlos I de Sicilia, tras un esfuerzo personal increíble para no quedarse atrás de los logros de sus hermanas. Son indecibles las intrigas en las que participó.

Finalmente, Sanchia (llamada así en honor de su tío paterno, el infante Sancho de Barcelona), se casó con Ricardo de Cornwell, que a su vez era el cuñado del Emperador Federico de Alemania. Por una carambola del destino, este Ricardo acabó convirtiéndose en soberano de los alemanes, con el título tradicional de Rey de Romanos y Germanos.

Los destinos de estas cuatro hermanas, hermosas, inteligentes y en los cuatro casos claramente mejores que sus maridos, se entrelazaron en el escenario de una Europa convulsionada por toda clase de intrigas y enfrentamientos, cruzadas, conflictos con el Papado, crímenes políticos, epidemias, hambrunas…Las peripecias son interminables.

Respeto mucho a los que no paran de leer novelas. Y en cierto modo les envidio. Pero a mí me parece leer historia puede ser como mínimo igual de divertido.

Yo lo estoy pasando genial con estas cuatro catalanas de armas tomar.