Mar
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Cara de Poker.
A los japoneses les cuesta sonreir. Por eso parece que tienen todos cara de poker. Es un tema estrictamente cultural. Desde tiempo inmemorial, han aprendido que no es bueno exteriorizar las emociones. No está bien visto enseñar los dientes. De hecho, hay alguna tradición consistente en que las novias se pintan de negro los dientes de cara a la boda, para dar mayor solemnidad y elegancia a su aspecto físico.
Obviamente, en la actualidad, los japoneses se ríen como todo hijo de vecino. Pero unos cuantos milenios de etiqueta inflexible han creado sus efectos sobre los músculos responsables del gesto de la risa. Y eso no se cambia de la noche a la mañana.