Joludi Blog

Mar 22
Un santuario laico.
Vale la pena visitar Hiroshima al menos una vez en la vida. En cierto modo es como la única peregrinación religiosa que nos es dado realizar a aquellos de nosotros que no creemos en jubileos ni en milagros. El Parque de la Paz, en...

Un santuario laico.

Vale la pena visitar Hiroshima al menos una vez en la vida. En cierto modo es como la única peregrinación religiosa que nos es dado realizar a aquellos de nosotros que no creemos en jubileos ni en milagros. El  Parque de la Paz, en lo que ahora llamaríamos “zona cero” del desastre, es realmente una especie de sobrecogedor santuario laico en el que resulta imposible no sentir una inmensa emoción. Los visitantes de todo el mundo caminan lentamente, compungidos, conteniendo el llanto y las ganas de abrazar. Miran abrumados las ruinas, avanzan despacito por los pasillos del Museo de la Paz, ven los vídeos y las fotografías pavorosas. Luego, en el parque, se detienen ante cada uno de los sencilllos monumentos distribuidos por los lugares a los que la bomba convirtió en el foco de un horrendo infierno de radiación, calor y muerte…Realmente, sólo he visto una atmósfera igual de solemne, con tanta rabia y tantas lágrimas a flor de piel, en el Museo del Holocausto de Jerusalen. No hay lugares más solemnes en Tierra que estos. O por lo menos yo no los conozco.