Joludi Blog

Mar 25
El arte de pesar lo justo.
Se ven pocos gordos por Japón (a no ser que vayas a presenciar un combate de Sumo, claro.). Según las estadísticas, uno de cada dos norteamericanos tiene sobrepeso. Sin embargo sólo uno de cada cinco japoneses padece este...

El arte de pesar lo justo.

Se ven pocos gordos por Japón (a no ser que vayas a presenciar un combate de Sumo, claro.). Según las estadísticas, uno de cada dos norteamericanos tiene sobrepeso. Sin embargo sólo uno de cada cinco japoneses padece este problema. Parece ser que la causa está relacionada con la insana pasión occidental por la carne y la gran cantidad de grasas animales y productos industriales que tendemos a ingerir en Europa y Norteamérica.

Si te mueves por las calles de cualquier ciudad japonesa, en general, todo lo que ves es buena educación y orden. Sin embargo, encuentras más borrachos de lo que uno podría esperar. Incluso es habitual ver a ejecutivos totalmente trompas en el tren bala. Se levantan a trancas y barrancas para salir en su estación. Pero no lo tienen claro. Van y vienen desorientados de un vagón a otro con una gran lata de cerveza en la mano. Se tambalean por partida doble. Por un lado sufren el efecto del bamboleo del tren, que por mucho bala que sea se mueve como cualquier otro.  Por otro lado padecen el efecto del litro Kirin que llevan metido en el cuerpo. Patético. Sorprende ver muchos casos así, que contrastan tanto en medio de tanto civismo y urbanidad. Pero la razón es biológica. El  80% de los japoneses metabolizan muy mal el alcohol, por carecer de una enzima que sí tenemos los de nuestra raza. Cuando beben, se acumula en su sangre demasiado acetaldehido y entran en estado de fuerte intoxicación etílica con dos copitas de nada. Aún así, les gusta beber. Al fin y al cabo, la única diferencia es que les sale más barato emborracharse.