Joludi Blog

Ago 22
La novia Maasai
Mis hijas se indignan justamente cuando conocen los detalles la condición femenina en la Kenya profunda. Una condición que las somete al status de simples animales de carga y cría, y a la humillación de la poligamia abierta. Pero hay...

La novia Maasai

Mis hijas se indignan justamente cuando conocen los detalles la condición femenina en la Kenya profunda. Una condición que las somete al status de simples animales de carga y cría, y a la humillación de la poligamia abierta. Pero hay algo que les intriga a las dos. Se han sorprendido al conocer la institución social de la compra de la esposa, que está generalizada en casi todas las etnias de la parte occidental del país.
“Por qué”, me preguntan, “si se valora tan poco a la mujer en Kenya, resulta preciso que los novios paguen tanto dinero por la novia”
Tienen razón. Es enigmático. El novio maasai o kikuyu, si quiere casarse, debe pagar al padre de la novia algo equivalente a 5 años de ingresos. Una barbaridad. Suele ser ganado (unas 24 cabras, o 3 vacas, por ejemplo). Esto contrasta con la institución europea de la dote de la novia, de la que aún quedan ecos en nuestra cultura y que parece ser justamente lo inverso. Lo inverso sí, pero más coherente con la minusvaloración de la mujer, pues el padre está de algún modo en este caso “comprando” un marido para su hija.
Existe sin embargo una sencilla explicación para el rompecabezas.
En Kenya, una jovencita soltera es, hasta que se casa, una interesante pieza del patrimonio económico del clan. Trabaja, cuida niños, actúa como desahogo sexual para los varones del clan, y cuando alguna de sus hermanas fallece (por ejemplo, de parto, como en muchos casos ocurre) sustituye a la difunta en el lecho del cuñado. Sin más.
Por lo tanto, el hecho de que aparezca un varón de otro clan con la pretensión de llevarse a esa joven como esposa, no es ninguna buena noticia para el clan. Por lo menos no es una buena noticia económica. Por eso, el padre de la novia exigirá una compensación en forma de ganado. Con esa compensación, no solo se neutraliza el daño económico producido por el futuro matrimonio, sino que también se afianzan los lazos entre los dos clanes, el del novio y el de la novia, por la sencilla razón de que el novio, después de haberse casi arruinado para conseguir a su esposa, no la abandonará a la primera de cambio, sino que se mantendrá únido a ella durante largo tiempo. Y esa unión consolidará la vinculación entre los dos clanes.
Por lo tanto, mirándolo bien, tanto en el modelo de la dote occidental como en el esquema de la compra de la novia kenyata, estamos ante un mismo mecanismo económico, eso sí, con expresión distinta y adaptada a cada uno de los dos entornos culturales.
En un caso, el padre paga para librarse de la carga, en el otro caso, el padre cobra para aceptar la perdida de un activo.
Ah, que rabia da que exista una explicación económica para casi todo…

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