Joludi Blog

Mar 30
El blanqueo de la Historia.
En la primavera de 1945, en Okinawa, durante la colosal batalla entre americanos y japoneses, murieron bastantes más personas que en Hiroshima unos meses más tarde. Se calcula que las víctimas de la batalla de Okinawa...

El blanqueo de la Historia. 

En la primavera de 1945, en Okinawa, durante la colosal batalla entre americanos y japoneses, murieron bastantes más personas que en Hiroshima unos meses más tarde. Se calcula que las víctimas de la batalla de Okinawa fueron más de 200.000, de las cuales 94.000 fueron simplemente civiles japoneses. Estados Unidos necesitó nada menos que tres meses y más de medio millón de hombres para conquistar un puñado de pequeñas islas. Esa inmensa dificultad debió ser clave para que Truman se decidiese a lanzar la bomba atómica sobre las dos ciudades marcadas por el destino (los think thank de Washinghton especulaban con que la guerra en Japón se prolongase aún durante 10 años).
Una de las páginas más sobrecogedoras de aquella inmensa carnicería de Okinawa fue el suicidio colectivo de un buen número de civiles japoneses que prefirieron la muerte antes que la ocupación yankee. Por ejemplo, en la isla de Zamami se suicidaron 171 personas. Y en Tokashiki otras 329. Pero aún es más terrible saber que estas personas civiles no se suicidaron espontáneamente, sino que fueron manipuladas psicológicamente, de forma terrible, por los oficiales del ejército nipón, que las convencieron de los muchos horrores que las esperaban si caían en manos de los americanos.
El premio Nobel de Literatura, el gran Kenzaburo Oe, denunció hace tiempo en varias de sus publicaciones, este capítulo especialmente horrendo de la “Taiheiyo Senso” (Guerra del Pacífico). Kenzaburo describió con detalle la manipulación asesina de los oficiales del ejército imperial, que en lugar de proteger a sus compatriotas los llevaron directamente a la muerte.
Curiosamente, Kenzaburo Oe ha sido llevado a los tribunales japoneses por grupos derechistas y nacionalistas que consideran que el Nobel denigra la Historia de Japón cuando detalla crímenes como los “suicidios” de Okinawa. El que esas denuncias hayan sido admitidas a trámite, e incluso apoyadas implícitamente por algún miembro de los últimos gobiernos (afortunadamente no es el caso del gobierno actual de Fukuda), demuestra que tienen algo de razón los chinos y los coreanos cuando acusan a Japón de blanquear sus páginas negras de historia.
Afortunadamente, ayer se supo que el juzgado del distrito de Osaka (cuya sede no distaba mucho del lugar donde he estado alojado la última semana) ha absuelto a Kenzaburo de los cargos que se le imputaban. Menos mal.
Esta sentencia abre la vía para que prosigan las investigaciones sobre lo que realmente ocurrió en aquellas islas. Unas islas que son las mas meridionales de Japón y que disfrutan de un clima no demasiado diferente del de nuestras Islas Canarias, con playas realmente paradisíacas.
Playas que no parecen tener mucho prestigio en el mercado turístico internacional. Quizá sea porque sobre ellas, aún se escuchen los ecos de aquellos 200.000 muertos en los tres terribles meses de 1945.