Joludi Blog

Mar 31
¡Me importa un rábano!
No conozco el origen ni la justificación de esta expresión. Supongo que la razón de usar la palabra rábano para enfatizar el mínimo interés que tenemos por algo guarde simplemente relación con su pequeño tamaño y escaso precio....

¡Me importa un rábano!

No conozco el origen ni la justificación de esta expresión. Supongo que la razón de usar la palabra rábano para enfatizar el mínimo interés que tenemos por algo guarde simplemente relación con su pequeño tamaño y escaso precio. Como el comino, el bledo, el pepino, el higo y otros diferentes productos agrarios que se utilizan para dar idea de lo irrelevante que es algo para nosotros…
Pero la verdad es que el rábano, especialmente el picante, tiene su aquel. A mí me encanta. Especialmente tal como lo preparan los ingleses, en forma de pasta para los sandwiches.
Y también, por supuesto, también me gusta la más noble de las presentaciones del rábano picante, en su peculiarísima variedad japonesa. Es el maravilloso wasabi, sin el cual el sushi pierde muchísimo. Una sustancia tan picante como la mejor guindilla, pero que, a diferencia de los picantes basados en capsicina, tiene un efecto muy efímero; se pasa en seguida. Esto es muy japonés, muy “aware”.
Hoy es noticia el rábano picante nipón, porque una investigadores de una universidad japonesa (Shiga Medical Science Hospital) han descubierto que el olor de esta hortaliza tiene la curiosa propiedad de despertar a los que están dormidos. Y eso lo convierte en algo muy interesante de cara a la fabricación de alarmas contra los escapes de gas, por ejemplo.
¿Por qué dar la alarma con un rábano picante y no con una bocina? se preguntará algún amable lector. Muy sencillo, porque hay gente sorda.
De hecho, ya está planificada la fabricación de estas alarmas basadas en rábano picante. Se venderán en menos de dos años.
Así que habrá que revisar eso de “me importa un rábano”. Va a resultar que este humilde vegetal de la familia de las crucíferas es más importante de lo que parece.
Y, desde luego, si en el futuro, de forma inesperada, hueles a rábano picante, ya lo sabes,  puede ser que estés cerca de un restaurante japonés, pero también puede ocurrir que corras el riesgo de una explosión de gas. Tenlo presente y no vayas a decir “¡me importa un rábano”