Narcisismo.
En las Escuelas de Negocios se cuenta una interesante historia que habla de los problemas que tenía la propiedad de un edificio de oficinas en Nueva York.
Parece ser que los inquilinos protestaban continuamente a los propietarios sobre la lentitud de los ascensores.
Para resolver el problema, se estudiaron todas las posibilidades. Mejorar los motores, añadir nuevos ascensores, sustituirlos…
Parece ser que la solución óptima la aportó un psicólogo.
La propiedad del edificio no tocó la mecánica de los ascensores. Pero instaló amplios espejos en cada uno de ellos.
El narcisista que todos llevamos dentro se encargó de resolver el problema.
Dicen que desde entonces, la mayoría de los ascensores llevan espejos por defecto.
El tiempo pasa volando cuando centramos la atención en nuestro tema favorito.