Joludi Blog

Abr 21
Las Hipotecas Basura explicadas para un adolescente.
Mi hija Mercedes me pidió ayer, cosa rara, que le explicase un poco qué es eso de la crisis financiera de los bancos norteamericanos y el rollo que ha oído acerca de las “hipotecas basura”. Vaya...

Las Hipotecas Basura explicadas para un adolescente.

Mi hija Mercedes me pidió ayer, cosa rara, que le explicase un poco qué es eso de la crisis financiera de los bancos norteamericanos y el rollo que ha oído acerca de las “hipotecas basura”. Vaya apuro. También me ha preguntado si todo eso puede afectarnos a nosotros y a la oficina de Caixa Galicia en la que ingresamos y sacamos el dinero.
La pregunta me ha parecido todo un desafío.
Le he explicado a Mercedes que todo tiene su origen en los tipos de interés excepcionalmente bajos que se han aplicado en todo el mundo durante los últimos años. Como podían cobrar muy poco por prestar dinero, los bancos norteamericanos se tuvieron que devanar los sesos para buscar nuevas formas de obtener ingresos. A alguien se le ocurrió la idea de comenzar a crear préstamos hipotecarios más arriesgados, y ofrecérselos a gente que no solía recibirlos, para poder cobrar más intereses (“los clientes basura”). La idea cobraba un sentido claro teniendo en cuenta el boom del mercado inmobiliario. El banco prestaba dinero a los que nunca recibían préstamos, gente sin trabajo estable ni grandes cuentas bancarias, y lo hacía a muy alto interés, para que comprasen una casa, la cual garantizaba la devolución del crédito. Y, además, oh suprema generosidad, el banco daba a estos nuevos clientes basura incluso algo más del dinero que costaría la casa, puesto que como el valor del inmueble subiría enseguida, muy pronto el banco ya tendría suficientes garantías para recuperar el préstamo en el caso de que el cliente dejase de pagar. Por otro lado, como este tipo de préstamos impulsaban mucho el mercado de la construcción, incluso los clientes basura podían encontrar siempre algún tipo de empleo y en general, se beneficiaban de una alegría económica indudable, impulsada por el boom de la construcción y la inaudita generosidad de los bancos concediendo hipotecas.
Al explicar esto, Mercedes ya comenzó a extrañarse. Incluso ella tenía la impresión de que los bancos norteamericanos estaban jugando con fuego, pues si las casas dejasen de subir de precio en algún momento, todo el castillo de naipes se vendría abajo. Pero lo que no acababa de ver Mercedes es en qué medida podría afectar esto a nuestra oficina de Caixa Galicia. Le pedí un poco de paciencia.
Como los bancos norteamericanos habían comenzado la carrera de dar préstamos hipotecarios a lo loco, se les empezó a acabar el dinero para prestar, y no tuvieron más remedio que acudir a los mercados internacionales de dinero para seguir alimentando la maquinaria que habían puesto en marcha. Y aquí es donde ya entra en juego la oficinita de Caixa Galicia, pues ya se ve que el dinero que yo he podido ingresar esta misma mañana, bien podría ser que acabase por la tarde en algún banco norteamericano de esos que están jugando con fuego, gracias a la existencia de los eficaces mercados financieros internacionales.
“¿Y, dime papá, por qué el gobierno norteamericano consentía todo esto de las hipotecas basura?”, me pregunta Mercedes. Esa es una buena pregunta le contesté, y tiene su explicación. Las normas bancarias exigen que el banco tenga un balance formalmente saneado. Es verdad que con tantas hipotecas basura, concedidas a clientes basura, por importe superior al valor técnico de la casa, el balance de esos bancos norteamericanos empezaba a resultar bastante feo. Pero incluso para este tipo de cosas, los financieros tienen soluciones creativas. La solución ha sido “pasarle el muerto” a otro. Los bancos han creado paquetes combinados de hipotecas, en las que han puesto hipotecas buenas e hipotecas malas (las famosos MBS o Mortgage Backed Securities). Y luego han vendido esos paquetes a terceras partes, a cambio de dinerito contante y sonante. Las terceras partes, al comprar esos paquetes, adquieren el derecho a cobrar esos préstamos hipotecarios, y pagan al banco que se los vende bastante menos dinero de lo que acabarían recaudando si los clientes pagasen todo correctamente. Un buen negocio, porque además, como las MBS o paquetes de hipotecas combinan toda clase de préstamos, tanto los de tipo basura como los que no lo eran, pues tampoco parece tan mala la operación a primera vista.

Para mucha gente, no está nada claro esto de “vender” hipotecas a otros, pasándole limpiamente el muerto. Voy a intentar aclararlo. Imagínate que yo soy un banco y te he dado una hipoteca. Tú me debes dinero. Pero yo descubro que te has quedado en paro. Y sospecho que voy a quedarme sin cobrar. Así que hablo con un amigo que es abogado y de los buenos y le digo si le interesa ocupar mi lugar en la hipoteca a cambio de una parte del dinero que yo ya estoy considerando incobrable, pero que él tal vez pueda conseguir cobrar. Si llego a un acuerdo con el abogado, este se pone en mi puesto (se subroga) comprándome la hipoteca por menos de su valor real. Para él puede ser un buen negocio. Para mí puede ser la solución para librarme de un “marrón”, como se dice ahora.

Con la paquetización y venta a terceros de las hipotecas basura, los bancos van saliendo un poco a flote y enmendando el error de una política crediticia demasiado alegre. Reciben dinero en metálico y se deshacen del riesgo de que los clientes basura no paguen. “¿Problema resuelto?”, me pregunta Mercedes, “¿debemos dejar de preocuparnos por lo que le pueda ocurrir a la oficina de Caixa Galicia que está cerca de casa?” Ay, pues va a ser que no. Porque resulta que los que compran esos paquetes, en primera instancia, son justamente los mismos bancos que los están vendiendo. Parece imposible pero es así. Los bancos venden primeramente las dichosas MBS a sociedades financieras y fondos de inversión (los llamados Conduits) que son esencialmente de su propiedad, aunque la ley no les obligue a “consolidar balance” con el banco, es decir, que aunque estos fondos de inversión sean propiedad de los bancos, para los reguladores se trata de empresas distintas.
Al llegar a este punto, mi hija comenzó a sospechar de que esto de la ingeniería financiera es algo muy parecido a la piratería en el Océano Indico. “¿Así que los bancos empaquetan la porquería que tienen, y luego se la venden a los Conduits que en realidad son ellos mismos sólo para que parezca más bonito todo?”, me dice Mercedes. Exacto, contesto. “¿Y de donde sacan el dinero esos conduits para comprar los paquetes de hipotecas basura?”. Adivina, le dije a mi hija: ¡lo sacan de los propios bancos que les venden las hipotecas!
“¡No puede ser”, me contesta Mercedes. Sí puede ser, respondo. Aunque la verdad es que los conduits, para que el asunto no cante tanto, también buscan otros compradores para sus hipotecas basura titulizadas. Contratan los servicios de asesores especializados (bancos de inversión) que se las arreglan para colocar los paquetes a gente o empresas dedicadas a invertir dinero a cambio de altos intereses.
Y de esa manera, la basura y el riesgo que inicialmente estaba en un banco norteamericano se va distribuyendo parcialmente por todo el sistema financiero mundial, como una mancha de aceite. Los paquetes basura acaban siendo adquiridos por Fondos de Inversión internacionales. Fondos como aquellos, por ejemplo, en los que Caixa Galicia tiene depositados parte de los ahorros de sus clientes.
“¿Y por qué esos Fondos de Inversión se deciden a comprar paquetes basura?”, me pregunta con toda razón Mercedes. Buenísima pregunta. Volvemos a lo de la piratería. Hay que comprender que los que deciden las compras que realiza un Fondo de Inversión no se mueven a veces por razones estrictamente financieras y objetivas. Los directivos a veces prefieren realizar una inversión peligrosa pero muy rentable, que hará posible que ellos cobren un gran incentivo. Con ese incentivo, de millones de dólares, en el bolsillo, ¿qué más da que la burbuja pueda explotar algún día?
“Algo va mal en el sistema financiero si esto puede ocurrir”, me dice, Mercedes. Y tiene toda la razón.
Pero el hecho es que, como comentábamos al inicio de este post, Caixa Galicia, con parte del dinero de sus clientes en Fondos de Inversión contaminados por la locura de los MBS, empieza a tener problemas. E inexorablemente, las entidades especializadas en evaluar la fortaleza de los bancos ya se dan cuenta. Una de ellas, Moodys, rebajó la calificación de esta Caja en Diciembre pasado. Y otra, Fitch, hizo lo propio en Febrero pasado. Y esto es sólo el principio.
“¿Entonces, papá, sería mejor que fuésemos a sacar el dinero de Caixa Galicia cuanto antes?” Me pregunta mi hija con una contundencia lógica irrefutable. Pues no exactamente, le contesto. Por dos razones. En primera lugar porque tenemos poco dinero en esa entidad (no tenemos mucho dinero en ninguna entidad, la verdad). Y en segundo lugar porque si hacemos eso todos acabaremos creando un problema mucho más grave del que pretendíamos resolver, pues los bancos y cajas no podrían resistir una pérdida masiva de clientes. Si todos ponemos nuestros ahorros en el colchón, la economía se derrumbaría.
Llegados a este punto, Mercedes me dijo que esto de la economía y las finanzas, las hipotecas basura, la titulización, los MBS, los conduits, los fondos de inversión… todo eso le parece complicadísimo y muy escurridizo. Y que preferiría ir pensando en estudiar Psicología o algo parecido.
Cuánta razón tienes, le he dicho resignado. Creo que he perdido con esta conversación una futura economista.


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