A Luta Continua…
En la carrera de la Historia, Portugal ha ido por delante de España en no pocas ocasiones. Para bien o para mal. El Marqués de Pombal se adelantó casi en medio siglo a nuestro Conde de Aranda. Los portugueses se libraron del yugo monárquico mucho antes que los españoles (y a diferencia de nosotros, no volvieron a caer en el mismo error). También antes que nosotros fueron víctimas del autoritarismo fascista. Y del mismo modo se anticiparon algunos años en librarse de él. Ahora, también nos han precedido en el “rescate” financiero pues ya llevan algún tiempo entregados, ay, al la dictadura troikista de Bruselas.
Se diría entonces que la ley histórica se va a cumplir igualmente en este caso, y acabaremos los españoles por seguir los mismos tristes pasos de nuestro país vecino. ¿O tal vez no? ¿Aprenderemos en esta ocasión del mal ajeno? Ayer, el Terreiro do Paço de Lisboa se llenó de decenas de miles de personas que representaban la conclusión a la que ha llegado ya todo el pueblo portugués. A saber, que Portugal aceptó la humillación del rescate para evitar la angustia económica, y como consecuencia de esa concesión, ya tiene la humillación, y va camino de mayor angustia económica que nunca.
Deberíamos aprender de los portugueses, por una vez. Y escuchar la firmeza con la que ayer Armenio Carlos se pronunciaba contra el poder omnímodo de la Troika, que pretende llevar a los trabajadores portugueses a niveles aún mayores de recortes, contradiciendo el sentido común económico y las recomendaciones de los mejores economistas del mundo (hasta los empresarios portugueses están empezando a criticar esta política del recorte permanente).
Armenio lo decía bien claro ayer en Lisboa, en la luminosa mañana. Con una voz grave y limpia que quizá acabe por escucharse en Madrid declaró: ¡ni un céntimo más de recortes en salarios o pensiones!: “nao aceitamos uma reduçao de salarios e pensoes em 1 centimo que seja!”. Y dejó claro que los gobiernos entregados a la dictadura de Bruselas habrán de escuchar esta vez la voz del pueblo, ya por las buenas, ya por las malas: “Se nao ouvirem a voz do povo a bem, entao vao ter de ouvir a voz do povo a mal…!
¿Escucharemos voces así en alguna plaza madrileña? Tal vez. Lo que sí es cierto es que en portugués, la frase "o povo na rua”, el pueblo en la calle, rima con “a luta continua”….En nuestra lengua no se da esa feliz coincidencia…
A lo mejor por eso se adelantaron ellos a nosotros tantas veces en el camino hacia la razón y la libertad. Nunca subestimes la fuerza transformadora de un buen slogan…
