Joludi Blog

Oct 23
Ada
El asunto de las relaciones entre género e informática es muy interesante y se debate mucho. El fenómeno de la emancipación femenina parece contradecirse con el creciente peso de la informática en la economía y en la vida. Porque, al parecer, la...

Ada

El asunto de las relaciones entre género e informática es muy interesante y se debate mucho. El fenómeno de la emancipación femenina parece contradecirse con el creciente peso de la informática en la economía y en la vida. Porque, al parecer, la informática y la condición femenina no se llevan demasiado bien por el momento y eso podría tener implicaciones en términos de igualdad de género. En líneas generales, hace 30 años, entre el 20 y el 40% de las titulaciones universitarias en informática en Europa y Estados Unidos correspondían a mujeres. Hoy, esos datos parece que están bajando a la mitad. Hay muchas posibles explicaciones, pero casi todas son sospechosas. El lugar común más habitual es subrayar que siendo la mujer más sociable por naturaleza, la figura tópica del “geek”, ese tipo medio chiflado, aislado y acaso antisocial, no encaja muy bien con ella. Pero esto ni parece muy científico ni ha sido mínimamente probado. Y no es creible que todos los informáticos sean necesariamente geeks o antisociales. Lo irónico es que la primera programadora de la Historia fue, como es bien sabido, una mujer, Ada Lovelace, quien diseño una manera para que el ordenador a vapor que Babbage estuvo a punto de hacer funcionar pudiese computar nada menos que los utilísimos números de Bernouilli. Ada escribió entonces la famosa “Note G on the Analytical Engine”, lo que constituye posiblemente el primer atisbo de programa informático de la Historia. Más aún, esta pionera atisbó que la informática no solo habría de servir para realizar rápidamente laboriosos cálculos matemáticos, sino que podría ayudar a comprender el mundo y recrearlo. Por ejemplo, ella imaginó que una máquina analítica como la que Babbage estaba creando podría algún día producir música, tan pronto se consiguiese que las relaciones fundamentales de los sonidos y los tonos en la ciencia de la armonía se expresasen de forma informática y computable. El perfil humano de Ada Lovelace, culta, refinada y humanista, se diría que es justamente lo contrario del arquetipo actual del geek atiborrado de cocacola y patatas fritas aporreando el teclado. Y eso debe dar esperanzas a quienes piensan que no hay ninguna ley física que mantenga indefinidamente alejadas a las mujeres de la informática. Ella era hija, por cierto, nada menos que de Lord Byron y quizá llevaba en la sangre también la sensibilidad estética. Nos queda un fastuoso retrato de Ada, pintado por Margaret Carpenter, a quien tal vez se le fue la mano en la dureza de la mandíbula. Murió en Octubre de 1852, así que celebramos este mes su 160 aniversario. No se si Google recordó la semana pasada a esta improbable informática en uno de sus bonitos “doodles”. Pero debería haberlo hecho.