Joludi Blog

Mayo 18
El arte de repensar y freir pescado.
Al borde de la playa, en el barrio malagueño del Palo, hay un restaurante sumamente popular y que tiene características muy peculiares. Se llama “El Tintero”.
En realidad, más que un restaurante,”El Tintero” es un...

El arte de repensar y freir pescado.

Al borde de la playa, en el barrio malagueño del Palo, hay un restaurante sumamente popular y que tiene características muy peculiares. Se llama “El Tintero”.
En realidad, más que un restaurante,”El Tintero” es un verdadero chiringuito de playa, pero de tamaño descomunal. Por ejemplo, anteayer, sábado, a mediodía de mediados de Mayo, calculo que habría allí no menos de 300 personas disfrutando de toda clase de pescaitos y mariscos . El aforo estaba compuesto por gente local, en su inmensa mayoría. No se veían foráneos.
Lo peculiar de “El Tintero” es que allí los comensales no eligen sus platos en una carta o menú, en la forma tradicional. Es al contrario. Una legión de camareros recorre los pasillos entre las mesas con platos en las manos, anunciando a voz en grito lo que llevan. ¡Chopitos! ¡boquerones! ¡adobo!
Si te apetece algo de lo que los camareros anuncian, solo tienes que hacer una señal y te entregan el plato correspondiente (siempre que los de otra mesa no se te hayan anticipado). Los platos tienen cuatro o cinco precios diferentes nada más. Y cada precio se corresponde con una forma diferente de plato o fuente. Así se simplifica el cobro, ya que al camarero encargado del cobro le basta hacer cuentas fijándose en los platos vacíos y en sus formas.
El sistema de “El Tintero”, al que allí llaman “subasta”, parece funcionar con un enorme grado de eficiencia. El servicio es rapidísimo. Apenas te sientas, ya puedes estar comiendo, si levantas la mano con agilidad al paso del primer camarero que se acerca por tu zona. Así de sencillo. Seguramente, el procedimiento estimula también un mayor consumo por parte de los comensales, pues no deja de tener su emoción tratar de ser el primero en quedarte con un espectacular rape que alcanzas a ver en manos de un camarero que se desgañita anunciando su mercancía en medio de un ambiente ruidoso y animadísimo.
Merece la pena visitar “El Tintero”. No sólo porque deleitarse con sus frituras, al borde mismo del Mediterráneo, es un placer supremo, y además barato de verdad. Sino también porque este peculiar restaurante malagueño demuestra que todo en esta vida se puede repensar; que siempre hay una forma de reconsiderar y mejorar, incluso los procedimientos más comunes y aparentemente invariables. Y que todo eso se puede hacer, en algunos casos, con gran éxito.