Joludi Blog

Ene 28
Gravitación.
El gran astrónomo Haley, que en su época era una autoridad científica indiscutible, lanzó un desafío público: estaba dispuesto a pagar 40 chelines a quien le ofreciese una fórmula matemática conforme a la cual se pudiera determinar con...

Gravitación.

El gran astrónomo Haley, que en su época era una autoridad científica indiscutible, lanzó un desafío público: estaba dispuesto a pagar 40 chelines a quien le ofreciese una fórmula matemática conforme a la cual se pudiera determinar con precisión la fuerza de atracción del Sol sobre la Tierra. Con el desafío vigente, Haley se encontró con un joven y oscuro profesor de matemáticas llamado Isaac que le dijo de pasada haber encontrado la fórmula  buscada pero que la tenía extraviada entre sus papeles. Como es lógico, Haley se lo tomó a broma. Pero cuál sería su sorpresa cuando al cabo de algún tiempo, el joven Isaac le presentó la fórmula buscada que relacionaba la fuerza gravitacional con el inverso de la distancia al cuadrado.
Esta es la bonita historia que debería haberse popularizado en relación con la Ley de la Gravitación Universal, y no esa bobada de la manzanita, que es algo totalmente espúreo.
La gravitación era algo bien conocido antes de que Newton descubriese su maravillosa fórmula. No hizo falta que cayese ninguna manzana en su cabeza, por supuesto. Lo que no se conocía era la forma en la que esa gravitación se producía. Y eso es lo que descubrió Newton en una hazaña intelectual prodigiosa.
Sin embargo, según el propio Newton, esta fórmula no fue propiamente su descubrimiento. Newton dijo que había obtenido la idea a partir de los saberes esotéricos de Pitágoras.
En realidad no era así. Tan solo ocurre que Newton se había inspirado para su fórmula en los trabajos del padre de Galileo. Pero el muy ladino prefería ocultar esa fuente de inspiración remontándose más bien a un saber previo de la Antigüedad griega. Inspirarse en Pitágoras molaba más y no lo presentaba como un plagiador, sino como un erudito. Importante matiz.