Joludi Blog

Mayo 28
La canción de las ballenas.
En 1971 apareció en el mercado discográfico un disco titulado “Song of the Humpback Whale” que vendió nada menos que 30 millones de copias, superando los grandes éxitos de los Rolling o los Beatles. Lo curioso es que el...

La canción de las ballenas.

En 1971 apareció en el mercado discográfico un disco titulado “Song of the Humpback Whale” que vendió nada menos que 30 millones de copias, superando los grandes éxitos de los Rolling o los Beatles. Lo curioso es que el grupo que interpretaba los temas era, como el título sugería, un grupo de ballenas jorobadas.
Este superventas fue obra de dos investigadores (Scott McVay y Roger Payne) que estudiaron a las ballenas y lo que parecía ser un extraño lenguaje que les permitía comunicarse entre sí mediante canciones. El asunto asombró al mundo. Todos compraron aquellas misteriosas melodías interpretadas por los colosales cetáceos y a partir de ahí se puso en marcha un movimiento de cuidado y protección de las ballenas que ha llegado hasta nuestros días.
Ahora, casi cuarenta años después, un grupo compuesto de investigadores de primera fila, aventureros marinos y buenos músicos, quiere volver al tema y dar un paso mas. No se trata de volver a capturar y analizar estos extraños sonidos, sino de conseguir algún tipo de comunicación, mediante la música, con estos maravillosos animales.
David Rothenberg es el líder de la iniciativa. Es músico y profesor de filosofía. Y ha recorrido el mundo reclutando a los mejores para esta fascinante odisea en busca de la primera comunicación del Hombre con otra especie. A David se le han unido tipos realmente muy especiales, como Chris Clark, de la Cornell University, uno de los mayores especialistas del mundo en ballenas o Rauno Lauhakangas un portentoso ingeniero de Nokia e investigador del Laboratorio de Partículas del CERN suizo, que además es el presidente de la Sociedad de Arte Prehistórico de Finlandia (!) y uno de los promotores del movimiento mundial de observación de las ballenas.
Pero, por desgracia, no vivimos en un cuento de hadas, y por el momento, todos los intentos de comunicación que ha llevado a cabo este grupo de visionarios, están resultando un sonoro…fracaso. Inclusive, la iniciativa está despertando cierto criticismo en las esferas conservacionistas, pues se piensa que se está molestando indebidamente a las ballenas con tanta musiquita.
Esperemos. Son gente muy especial. Quien sabe si ocurrirá algo extraordinario cualquier día en una de esas jam session que están realizando en alta mar, tocando el clarinete incansablemente junto los cetáceos.
Yo permanezco alerta. Creo que el día menos pensado Rothenberg y su genial banda de jazz ballenero nos confirmará que estos animales han enviado su primer mensaje alto y claro al homo sapiens.
Pero tal como están las cosas, me temo que será algo más fuerte que un simple “buenos días”.