Joludi Blog

Ene 31
El Tatarabuelo de James Bond
Bien mirado, Ulises es el primer héroe moderno, el ancestro directo de Bond.
El rey de Itaca es el antecedente remoto de todos los Bond o bondoides que nos ha sido dado concebir en el mundo contemporáneo.
Ulises es el...

El Tatarabuelo de James Bond

Bien mirado, Ulises es el primer héroe moderno, el ancestro directo de Bond.

El rey de Itaca es el antecedente remoto de todos los Bond o bondoides que nos ha sido dado concebir en el mundo contemporáneo.

Ulises es el primer héroe griego que no solo utiliza la fuerza para vencer, sino más bien la inteligencia, la astucia e incluso la mentira. Ulises, a diferencia de sus predecesores, no intenta cambiar el mundo. Simplemente trata de cumplir su misión. Es, como el personaje de Fleming, viajero, sensual, mujeriego…Simula a menudo. Finge tantas veces como es necesario y algunas en las que no lo es. Ama el riesgo, pero tal vez por el riesgo en sí mismo. Busca el éxito a cualquier precio, incluso a costa de los principios. Si ha de arrebatar su arco mágico al pobre Filoctetes, lo hace sin que le frene la perspectiva de hacer morir de hambre a su dueño. Si es preciso competir en un concurso para conseguir la armadura de oro de Aquiles, lo hace aun sabiendo que su victoria deprimirá a su amigo Ajax y le hará suicidarse. Al igual que Bond, Ulises tiene infinitos trucos, infinitos “gimmicks” y “gadgets” (“polimejanos” le llama Homero a Ulises en las primeras líneas de la Odisea, esto es, el de los muchos truquitos).

A Bond le cuida en sus aventuras la poderosa Atenea, que admira su valor y su pragmatismo, al igual que a Bond le protege, desde el Olimpo del M15 la legendaria funcionaria Stella Remington, seguramente por razones parecidas. Ulises y Bond, parecen tener siete vidas, son tipos curtidos, de muchas vueltas y muchos pliegues (“poliplocos”, he ahí otro precioso epíteto homérico para Ulises, sí “poliplocos”, el de los muchos pliegues).

Nikos Kazantzakis dibuja un perfil de Ulises que podría haber suscrito, palabra por palabra, el mismísimo Ian Fleming para describir a su 007.

“Eras tú, Con tu gorro puntiagudo, tu espíritu insaciable y taimado que forja fábulas y se regocija de sus mentiras como de una obra de arte. Avido y tozudo, uniendo con soberana habilidad la prudencia del hombre al delirio divino…(…) ¿qué palabras no te he tendido como trampas para atraparte? Te he llamado sacrílego y adversario de los dioses, y destructor y engañador de los dioses, y hombre de siete vidas, y hombre de espíritu multiple, de espíritu que urde complots, de espíritu de zorro, ambiguo como una encrucijada, como una montaña de muchas cimas, conocedor de los corazones, casa cerrada, y arrebatador de las almas y primer boyero del alma, y espía de fronteras y alborotador y vendimiador de gentes, y arco del espíritu, y constructor de fortalezas, y destructor y pirata, y de corazón vasto como el mar, y delfín y casuista, y hombre de voluntad doble o triple, y caminante de las cumbres y solitario y eterno extraviado…“

Solo hay un rasgo en el perfil de Ulises que nos muestra aún su carácter inmaduro (desde la perspectiva moderna) y que lo distancia de 007.

Ulises llora mucho. Llora demasiado, según nos indican los estoicos, que valoran la frialdad de este héroe pero que critican su querencia por el llanto.

Ulises llora con Nausicaa, añorando Itaca.

Ulises llora con Circe, cuando ésta le indica que ha de bajar al Hades para encontrar el camino a casa.

Ulises llora al ver las sombras dolientes del infierno. Ulises llora al reencontrarse con su perro Argos. Ulises llora al reencontrarse con Telémaco…Ulises llora realmente mucho.

Bond en cambio, no llora jamás. Ese es el rasgo diferencial.

Bond es simplemente un Ulises del siglo XX. Pero es un Ulises sin lágrimas. Un Ulises sin Itaca. Hasta eso ha perdido.


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