Arte
No he visitado este año Arco, el gran hipermercado anual del arte contemporáneo. Una lástima, porque siempre es una experiencia fascinante. Me habían hablado de una instalación tipo Demian Hirsch consistente en la cama del artista, junto a su pijama tirado a los pies, unas zapatillas y algún otro objeto relacionado. No se si al final la habrán expuesto y/o vendido en la Feria. Capaces que son.
¡Ah, arte, cuántos crímenes en tu nombre!. ¡Arte! Qué palabra poderosa y flexible, que admite toda clase de usos e interpretaciones.
Yo no soy quien para atreverme a definir lo que es el Arte. Es ese un jardín lleno de espinos del que uno no puede salir si no es convertido en un filisteo.
Pero constato una cosa llamativa.
Arte significa en nuestro tiempo justo lo contrario de lo que significaba entre los griegos, que en cierto modo fueros los padres del invento. Entre los griegos, arte era sinónimo de “oficio”. Arte era la tekné, el saber tecnológico del profesional. Entre nosotros, arte es más bien lo opuesto a oficio, lo contrario a tecnología. La cama con el pijama frente a la labor esforzada del artesano o el talento del técnico.
Una evolución semántica realmente curiosa, que te hace pensar.
