
Intimidades.
Me sigo negando a tener Facebook. Me quitaría demasiado tiempo. Y además me inquieta mucho que los dueños de esa red hagan tan lucrativo negocio con ese océano de intimidades. Mi forma de protestar contra eso es no tener página de Facebook.
Los analistas dicen que Facebook solo durará hasta 2016. Puede ser. Al fin y al cabo, todas estas cosas suben y bajan con igual celeridad. Instagram perdió la mitad de sus usuarios en el mes de Diciembre; tan solo en el mes de Diciembre pasado. En unos años, algo, quizá algo que ni siquiera concebimos, sustituirá a la red social por antonomasia, que, por cierto, gracias a Dios, gana mucho dinero menos de lo que esperaban sus accionistas.
Pero hasta el 2016, Facebook seguirá creciendo, posiblemente. Mostrándonos nuevas variedades de mistificación de la “amistad” virtual, y explotando creativamente la necesidad que tenemos todos de periódicas inyecciones de autoestima.
La semana pasada leí que en Brasil una empresa alquila “novias” de Facebook. Tal cual.
Es decir, si quieres que en tu Facebook se vea que tienes una atractiva amiga femenina, solo tienes que pagar 17 euros al mes. Y si deseas que esa amiga virtual e inexistente muestre además al mundo que mantiene tórridas relaciones íntimas contigo, no hay problema: por 90 euros al mes eso está hecho.
Ah, ahora entiendo por qué Ratzinger se niega a tener Facebook bajo excusa de que es “demasiado íntimo”…Con razón.