Joludi Blog

Jul 19
Luca Paccioli. La vida y el comercio como juego de espejos.
La contabilidad por partida doble es un invento veneciano. La concibió el matematico y franciscano Lucca Paccioli, veneciano de adopcion y buen amigo de Leonardo da Vinci, al final del siglo...

Luca Paccioli. La vida y el comercio como juego de espejos.

La contabilidad por partida doble es un invento veneciano. La concibió el matematico y franciscano Lucca Paccioli, veneciano de adopcion y buen amigo de Leonardo da Vinci, al final del siglo XV.

Este sistema de llevar las cuentas “a la veneciana”, es el que aún hoy se usa por todas partes. Muchos siglos después de que a este fraile y matemático se le ocurriera el curioso método, que tiene algo de filosófico.

La primera genialidad de Pacioli fue acertar a ver la empresa como un ser imaginario compuesto de muchos miembros u órganos que se modifican continuamente e interaccionan unos con otros en función de los variados sucesos de la vida mercantil.

La segunda genialidad del fraile fue una especie de intuición especular, y esto es lo que me interesa. Forzó Pacioli su clasificación de los “elementos patrimoniales” de las haciendas, inventando artificiosamente toda clase de miembros y órganos en su cuerpo imaginario, al objeto de que cada evento económico pudiese ser visto como un acontecimiento bifronte, como una relación binaria entre dos elementos contrapuestos. Por ejemplo, obtener dinero de un banquero era visto por Pacioli como un evento dual que modificaba la partida de metálico disponible, pero al mismo tiempo cambiaba también la partida de deudas pendientes de pago. Comprar mercancías era algo igualmente dual puesto que aumentaba la partida del almacén y, simultáneamente reducía la partida del dinero disponible. Y así todo.

Pacioli creyó que en esencia, en virtud de alguna misteriosa regla profunda del mundo económico todo acontecimiento relacionado con las haciendas tenía o debía tener un alma dual. Pero en realidad, ese aparente fenómeno maravilloso era simplemente la consecuencia su forma específica de concebir y clasificar los entes de la hacienda. Pacioli se limitaba a encontrar un tesoro que él había escondido previamente, como ocurre en tantos casos de la historia del pensamiento.

Pero el método de la “partida doble” se impuso en el mundo. Y es el que se ha venido usando hasta nuestros días, convirtiéndose en una de las invenciones más influyentes de cuantas crearon esos genios de la inventiva que fueron los venecianos. Más allá de su mística, que es pura filfa, hay que reconocer que tiene la ventaja de minimizar los errores contables, ya que convierte cualquier fallo o descuido en los asientos en un llamativo e insufrible descuadre de balance.

Lo que llama la atención es el fatalismo histórico de que fuese justamente en la ciudad en donde se inventaron los espejos donde nació igualmente este sistema especular de llevar las cuentas. Qué curiosa coincidencia. Y qué curiosa obsesión la de Venecia con los reflejos y las simetrías. Con hacer de la realidad una síntesis entre el Norte y el Sur. Entre el este y el Oeste. Entre las cosas y sus reflejos en el cristal. La partida contable y su contrapartida. La mirada y la máscara tras la mirada. La luz del cielo y su reflejo en el canal. Venecia es una ciudad llamada por el destino hacia la dualidad.