Joludi Blog

Feb 20
María de la O
Cuando yo era niño, la canción que más escuchaba a través del patio de la casa, por las mañanas, era sin duda María de la O, la copla que popularizó Marifé de Triana, desparecida hace unos días. Me ha entristecido la noticia.
Se diría...

María de la O

Cuando yo era niño, la canción que más escuchaba a través del patio de la casa, por las mañanas, era sin duda María de la O, la copla que popularizó Marifé de Triana, desparecida hace unos días. Me ha entristecido la noticia.

Se diría que las vecinas no podían colgar en los tendederos ni un humilde calcetín sin tararear aquella tonadilla de la “Emperaora” que colonizó mis neuronas infantiles.

El texto era genial, después de todo, y sabemos que acuñó para siempre la expresión “mardito parné”, que maldice el poder del dinero, capaz de romperlo todo, incluso el amor, aunque se trate de un querer como “no hay en el mundo dos”.

María de la O, ya sabemos, deja a ese gitano amado por culpita del mardito parné. Y por ello lleva para siempre grabada una cruz en el alma, quizá como la gran O simbólica que, para indicar su estado, llevan en el manto casi todas las vírgenes encintas de la iconografía cristiana.

Serás más reina que reina”, le dice para seducirla ese payo, que tiene más parnés que un sultán. Y le ofrece la luna misma, si se la pide. 

María cede. Cambia el beso amante de su gitano por las monedas y los vestidos de seda. Es la traición suprema. Mal negocio. Pero el castigo es proporcional. Pierde la risa para siempre. Y hasta los ojitos los tiene morados de tanto sufrir…

Mardito parné…sí, sí el parné, que es lo más contrapuesto impaginable al valor de los gitanos, porque es en romaní lo blanco, la plata (parnoh), lo que se contrapone a kaló, lo negro, lo propio…


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