Joludi Blog

Feb 28
La Tournée del Papa
La dimisión de Ratzinger es una cosa que me fascina. Es el tema perfecto para una novela. A mí me hubiese gustado escribirla, partiendo de su dimisión del pasado 12 de Febrero y desarrollando desde ahí los acontecimientos...

La Tournée del Papa

La dimisión de Ratzinger es una cosa que me fascina. Es el tema perfecto para una novela. A mí me hubiese gustado escribirla, partiendo de su dimisión del pasado 12 de Febrero y  desarrollando desde ahí los acontecimientos posteriores, pero al estilo de la Tournée de Dios. 

En lugar de un preaviso de una quincena días para su salida efectiva, en mi novela yo hubiese hecho a Ratzinger dejar dispuestos tres o cuatro meses por ejemplo, hasta dejar la sede vacante. Seguiría con la tiara puesta hasta el verano, pongamos por caso. 

Y en lugar de un Papa cesante y más enérgico que nunca, como el que hemos visto estos días, dedicado a nombrar banqueros y altos cargos, yo habría imaginado a mi Ratzinger clamando, día tras día, desde su ventana de San Pedro, contra la injusticia y la hipocresía. Enunciando, una por una, las grandes verdades del mundo que un pontífice tal vez no puede o no debe decir: las verdades del poder, las verdades del dinero, las verdades de la conspiración implacable de los fuertes para oprimir a los débiles. 

Al principio, sus palabras crearían grandes titulares. Pero poco a poco, según pasasen  los días, perderían eco. Elecciones, fútbol, la prima de riesgo…quién querría, después de todo, escuchar una y otra vez las monsergas habituales de un Papa dimisionario…

Los intereses de los medios, los poderes financieros, las tramas políticas, acabarían poniendo sordina a las palabras del Santo Padre. Con el tiempo, nadie prestaría ya atención a los esforzados discursos cotidianos de ese pobre anciano indignado. En la gran Plaza de San Pedro apenas veríamos tres o cuatro seminaristas y un grupito de japoneses mientras el Papa pronuncia sus últimos discursos…

Y al llegar el mes de agosto, con todo el mundo de vacaciones, un periódico local de Viterbo, por ejemplo, publicaría una breve gacetilla para indicar que el Papa había llegado allí desde Roma, en un autobús de línea, para pasar en un hostal de la localidad el resto de sus días. 

Así terminaría mi novela. Sería un best seller. Lástima que, en esencia, ya la hayan escrito entre Jardiel y Nani Moretti. Y mejor de lo que yo lo haría.


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