Una gran parte de las discusiones que tiene la gente a la hora de interpretar las causas y los efectos de las cosas, ya sea en las empresas o en la vida cotidiana, es el desconocimiento absoluto de un concepto muy simple, al que podemos llamar “Regresión a la Media”. Pondré un pequeño ejemplo. Imaginemos que un equipo de fútbol como el Sevilla F.C ha realizado un conjunto importante de fichajes para la temporada próxima. Por alguna razón, supongamos que sabemos, anticipadamente, que ese equipo hará que el Sevilla consiga el quinto puesto en la Liga. Ahora imaginemos esta conversación que tiene lugar a la altura de la décima jornada, con el equipo en horas bajas, en los puestos de la promoción. He aquí una posible una conversación entre el Presidente del Club y el entrenador: Presidente: Es preciso que tengamos mano mucho mas dura con los estos holgazanes, debemos retirarles las primas de productividad. Siempre que lo hemos hecho, han vuelto a sudar la camiseta. Entrenador: Eso es erróneo, les desmotivaría aún más. Yo lo se por experiencia. Cuando doy animos tras una derrota a mis jugadores, siempre reaccionan bien a la siguiente jornada. Presidente: Mi experiencia es exactamente la contraria. Y llevo muchos años en esto. Cuando uso la mano dura tras un partido, al siguiente se atan los machos. ¿Quien tiene razón? Obviamente ninguno de los dos. Aunque ambos tienen una certeza moral respecto a lo que dicen. A ambos la experiencia parece decirles lo que piensan. El presidente se enfurece después de encajar una goleada y muy a menudo, a la jornada siguiente el equipo gana. El entrenador, más conductista, se esfuerza en plantear incentivos positivos cuando las cosas se ponen mal. Y también le da resultado: en el partido siguiente se produce un mejor juego. La clave es que en muchos procesos de la vida humana, se van presentado a lo largo del tiempo oscilaciones en torno a los valores medios esperables. Esto es absolutamente lógico. Si el Sevilla tiene equipo para ser quinto en la clasificación, eso no significa que vaya a estar en el quinto lugar todas las jornadas. Unas veces estará arriba, otras abajo, y, si nuestros datos de partida fueron precisos, será al final cuando acabe en el pelotón de cabeza. Cuando el presidente se enfada, a la jornada siguiente salen mejor las cosas. Cuando el entrenador trata de motivar, en el partido siguiente el equipo se recupera. “Post hoc”, pero no “propter hoc”, es decir, “después de”, pero no “a causa de”. Cuando en un proceso convergen muchos factores, como es el caso de la clasificación de un equipo de fútbol, las oscilaciones son inexorables. Y si esas oscilaciones no se saben interpretar bien desde el punto de vista estadístico, se corre el riesgo de caer en la falacia de IRM, es decir, la falacia de ignorar la regresión natural de las cosas a su media estadística natural. Es asombroso la cantidad de errores que se cometen en todos los ámbitos por culpa de esta falacia que permite a la gente interpretar según sus gustos y sus intereses cualquier resultado de un fenómeno que se produce en el tiempo.