Joludi Blog

Abr 21
El Oro y sus Edades.
Miles de asesores financieros, en todo el mundo, han estado obsesivamente aconsejando a sus clientes que compren oro, en estos turbulentos tiempos. Es el valor más seguro y estable, decían a coro. Pero ahora, el precio del metal...

El Oro y sus Edades.

Miles de asesores financieros, en todo el mundo, han estado obsesivamente aconsejando a sus clientes que compren oro, en estos turbulentos tiempos. Es el valor más seguro y estable, decían a coro. Pero ahora, el precio del metal amarillo se ha derrumbado súbitamente, creando pérdidas inmensas en quienes habían optado por atesorar sus fortunas en la forma del vil metal. El malvado Paulson, el de los temibles Hedge Founds, por ejemplo, ha perdido de la noche a la mañana más de 1000 millones de dólares. 

El valor del oro, como deberían saber esos asesores financieros, si supiesen algo de Historia, es la cosa menos estable que podemos imaginar. Y no está nada clara su capacidad de revalorización. El valor del oro en tiempos de Napoleón era exactamente el mismo que en vísperas de la Primera Guerra Mundial, un siglo después. Y a lo largo de ese siglo, las fluctuaciones fueron constantes. Se revalorizó mucho en 1820 y 1848. Luego, como consecuencia de los descubrimientos de minas en California, bajó continuamente, hasta llegar a sus valores mínimos en 1875. Entonces, inexplicablemente, se recuperó, pero solo hasta 1895, momento en el que empezó a caer.

Tras la Segunda Guerra Mundial, los acuerdos de Bretton Woods trataron de embridar al caballo loco. Y se forzaron las cosas para que el oro valiese, por decreto, 35 dólares la onza. Naturalmente, tan pronto se produjo la renuncia a ese artificio, en los años 70, el precio del oro se disparó, multiplicándose por 10, por 30, por 40…Y ahora, vuelve a caer dramáticamente…Y pese a que su precio es todavía elevadísimo con respecto a aquellos 35 dólares la onza, lo cierto es que si un antepasado nuestro del siglo XIV hubiese puesto todos sus ahorros en forma de oro, hoy tendría pérdidas colosales.

¿Por qué la gente sigue viendo al oro como algo estable y permanentemente revalorizable cuando es obvio que ni es estable ni se ha revalorizado en absoluto, si vemos su precio en una perspectiva de siglos? Pues la respuesta nadie la sabe. Debe tener que ver con razones extra-económicas, pienso yo. Y es una muestra más de la irracionalidad profunda de los comportamientos económicos, esa realidad irrefutable que los economistas académicos se niegan a aceptar, porque pone en cuestión toda su disciplina…


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