Joludi Blog

Mayo 16
Olímpicos.
Seguro que conoces esta historia. Parece que tuvo lugar en Seattle, con ocasión de los Special Olympics de 1976. Estaba a punto de comenzar la carrera de 100 metros lisos. Los participantes eran todos personas con algún tipo de...

Olímpicos.

Seguro que conoces esta historia. Parece que tuvo lugar en Seattle, con ocasión de los Special Olympics de 1976. Estaba a punto de comenzar la carrera de 100 metros lisos. Los participantes eran todos personas con algún tipo de discapacidad física o mental. Suena el disparo de salida y los corredores se ponen en marcha. Pero al cabo de unos metros, uno de los atletas, el que va en cabeza, tropieza y cae. Se ha hecho daño. En el suelo de la pista, llora desconsoladamente. Al verlo, varios de sus competidores se detienen en su carrera y acuden a ayudarle, sin pensarlo más. Una joven con síndrome de down se agacha y acaricia al chico en el suelo: “tranquilo, tranquilo, pronto estarás bien”. 

El caído se levanta con ayuda de sus compañeros y reanuda la carrera con ellos. Entran juntos en la meta, al mismo tiempo, y agarrados de la mano.

Hoy me he acordado de esta historia que no solo es hermosa, sino además, en esencia, cierta. Y me he acordado de ella tal vez al enterarme de han cambiado la palabra de orden en el juego financiero internacional. Ya no va a ser más “austeridad”. Todo seguirá igual, pero ahora han decidido llamarle “competitividad”. Adios austeridad y bienvenida competitividad. La dichosa costumbre de cambiar las palabras cuando no se acierta a cambiar las realidades.

La verdad es que competitividad me parece un término aún más sospechoso que austeridad ((del griego auo=secar, hacer algo enjuto, como el efecto del viento ardiente austral que nos trae aridez y amargura). 

Pero nos podemos consolar pensando que, en el pasado, “competencia” significaba meramente convergencia y solidaridad, y no necesariamente lucha despiadada para destruir al semejante. Basta fijarse en la etimología latina, cum petere, caminar en compañía de otros, unirse al prójimo en un trayecto, buscar algo en convergencia con los demás (de aquí por cierto la expresión juez competente, esto es el juez al que las partes deben concurrir, el juez al que han de acudir conjuntamente)…

Competencia debería ser, en rigor, converger, andar juntos, correr unidos.

O sea, justo lo que hicieron aquellos ejemplares chicos discapacitados de la carrera de los 100 metros…Y lo que casi nadie más hace.


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