Joludi Blog

Sep 18
Transferencia de Juventud.
“Toujours la barbe blanche cherche la tête blonde”, “siempre la barba blanca busca la cabeza rubia”, decía Victor Hugo para indicar que la madurez busca desesperadamente a la juventud. Es el síndrome de Fausto y Margarita....

Transferencia de Juventud.

Toujours la barbe blanche cherche la tête blonde”, “siempre la barba blanca busca la cabeza rubia”,  decía Victor Hugo para indicar que la madurez busca desesperadamente a la juventud. Es el síndrome de Fausto y Margarita. Cuando Mussolini abandona a la gran Sarfatti, lo hace para entregarse a una jovencita de una categoría humana muy distinta, Claretta Petazzi. Ayer hablé a placer de todo ésto con una persona muy querida que tuvo a bien agasajarme regalándome precisamente un maravilloso y raro libro escrito por la Sarfatti (nada menos que sobre Tiziano, otro de mis temas favoritos).

La Historia de la Literatura, la Historia del Arte-y, ay, la Historia de la Vida-declina hasta la saciedad este fascinante tema. Al llegar el crepúsculo de la edad, el hombre o la mujer parecen buscar dramáticamente una pareja mucho más joven, como si esa juventud pudiese transferirse de algún modo.

Lo curioso es que, realidad, ésto tiene una base científica. Está perfectamente documentado el hecho de que entre los mamíferos, los ejemplares adultos mejoran su salud cuando están en contacto con los más jóvenes.

Y ahora, además, se ha encontrado una explicación genética. Un investigador norteamericano, Chun Fang Wu, de la Universidad de Iowa, ha realizado experimentos con la mosca de la fruta y ha probado que existe una base genética para este fenómeno de “transferencia de juventud” a través de la interacción con los más jóvenes.

El psiquiatra Sharon Arkin, de la Universidad de Arizona, también ha realizado experimentos que confirman la tesis: las capacidades cognitivas de los más mayores mejoran cuando se relacionan frecuentemente con los más jóvenes.

No entro ahora en analizar el terrible drama humano que a menudo acompaña este fenómeno del Maestro y Margarita. Es obvio que por cada Petazzi embobada y boquiabierta con su tirano recién conquistado debe haber una Sarfatti desolada, que no comprende absolutamente nada. Siempre queda en la cuneta una mujer (o un hombre) cuyo desgarro no es posible consolar con el razonamiento tópico según el cual “las personas tienen justamente la edad de aquellos o aquellas a las que aman”.


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