Joludi Blog

Sep 24
Un gran tipo.
Se dice que Gutenberg inventó la imprenta. Pero esto es inexacto. La imprenta ya existía en China desde muchos siglos atrás. Lo que Gutenberg inventó fue la imprenta con tipos móviles, que permitía abaratar enormemente el proceso de...

Un gran tipo.

Se dice que Gutenberg inventó la imprenta. Pero esto es inexacto. La imprenta ya existía en China desde muchos siglos atrás. Lo que Gutenberg inventó fue la imprenta con tipos móviles, que permitía abaratar enormemente el proceso de impresión. Si cada vez que imprimes algo tienes que fabricar las planchas a la medida y luego no te sirve nada de lo que has hecho para imprimir otro libro, te arruinas. Eso les pasaba a los chinos. Por eso su cultura era muy elitista. En cambio Gutenberg, muy listo él, se las ingenió con los tipos móviles para hacer operativamente viable la masificación del saber.

Los chinos hubiesen llegado también a esta solución, si no fuese por los problemas intrínsecos del lenguaje ideográfico chino. A tí te puede venir un buen día a la cabeza la idea de los tipos móviles… si tu alfabeto tiene 22 caracteres. Pero si tiene varios miles de dibujitos, ya me dirás…Aún así, hay base para pensar que la idea de Gutenberg vino en realidad de China. Parece que la clave es el genial Nicolás de Cusa, filósofo, diplomático y cardenal. El Cusano estuvo mucho tiempo en Constantinopla, buscando la reconciliación entre la Iglesia Ortodoxa y la Romana. Allí tuvo noticias de una especie de estampadora con tipos móviles que se había fabricado en China. Quizá cuando este hombre brillantísimo, y de fascinante biografía, pasó por Maguncia, le comentó a Gutenberg la idea. Quién sabe.

Por último, una observación más. La primera aplicación de la imprenta de Gutenberg no fue la Biblia, como mucha gente dice. Antes de las primeras Biblias impresas, Gutenberg imprimió un montón de Cartas de Indulgencia. Eran sencillas hojas volanderas que los frailes iban vendiendo para recaudar fondos que permitiesen a los Estados Pontificios defenderse de la amenaza turca. Había tan solo unos pocos modelos de estas cartas, en función de los precios y días concedidos; se trataba de ajustar la oferta a las posibilidades de cada creyente. Por eso, esto de las indulgencias era perfecto para que Gutenberg diera los primeros pasos con su máquina. Sólo después de miles y miles de Cartas de Indulgencia, se atrevió este gran tipo con el descomunal proyecto de la Biblia de 1000 páginas y 42 líneas por página, que además debía ser exactamente igual a las que primorosamente confeccionaban los amanuenses. De lo contrario, no tendría mercado.