Joludi Blog

Jun 1
Temple.
Se dice que los golpes que no nos derriban nos hacen más duros, nos templan. Seguramente es cierto. Pero a mí lo que me parece fascinante es la elección del verbo templar. Y la propia naturaleza fisico-química del acto de templar metales, muy...

Temple.

Se dice que los golpes que no nos derriban nos hacen más duros, nos templan. Seguramente es cierto. Pero a mí lo que me parece fascinante es la elección del verbo templar. Y la propia naturaleza fisico-química del acto de templar metales, muy relacionada con esta aseveración moral. 

Templar el acero es, en esencia, someterlo a cambios terribles, dramáticos, de temperatura. Con esos cambios se deshace durante unos instantes la disposición de las moléculas del metal (templare, dar a cada cosa su sitio y su tempo). Se confía en que, al volver a asentarse las moléculas, lo hagan de una manera especialmente bien articulada, incrementando con ello la dureza del material. 

Tal vez pasa lo mismo a nivel psicológico. Cuando un golpe nos desbarata, si tenemos suerte nos recomponemos con mayor solidez de la que teníamos. Nos templamos. 


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