
Query.
Oigo a menudo la palabra query, para referirse a una consulta en un sistema de base de datos. No me molesta ese anglicismo. Muy al contrario, me parece una palabra hermosa. Porque nos evoca una de las mas bellas características del castellano, a saber, la persistencia en nuestro léxico de muchos arcaismos latinos, de palabras que usaban los romanos del siglo II y I a.c pero que dejaron de usarse, o perdieron su sentido original, entre los hablantes de latín, a principios de nuestra era o más tarde. Y eso nos enriquece.
Cuando los primeros romanos llegaron a Hispania, querer era para ellos desear, amar. Luego, en el Imperio, el verbo evolucionó y pasó a tener el significado de buscar o inquirir (cosa lógica, pues buscamos lo que deseamos, normalmente, y preguntamos por ello) y así, los franceses acabaron usando quérir para indicar el acto de buscar y los ingleses acuñaron query para describir una búsqueda o consulta.
Pero nosotros hemos mantenido el hermoso significado original que nos trajeron, en el 218 a.c, los soldados de Cneo Cornelio Escipión. Y gracias a eso tenemos un verbo maravilloso, que indica el acto de amar, pero con un sentido totalmente inexpresable en otros idiomas, que yo sepa. El querer castellano es mucho más intenso, suena mucho más auténtico, que el aimer francés o el love inglés. O al menos me lo parece a mí.
El lenguaje castellano, que hoy es después del mandarín el que tiene más hablantes nativos del planeta (más de 400 millones), y que es el primer lenguaje europeo en contar con una verdadera gramática formalizada (Nebrija, 1492) muestra esta peculiaridad maravillosa de haber preservado en su léxico multitud de palabras de diversas fuentes, en su prístino sentido.
Es algo parecido a lo que también hace fascinante a nuestra cultura, que, como resulta evidente para cualquier turista en Toledo o Córdoba, por ejemplo, está hecha de muchas capas que se acumulan una sobre otra sin negarse del todo ninguna de ellas. Cada lengua es un reflejo de la cultura de sus hablantes, después de todo.