Joludi Blog

Jun 22
Corazón y Nosotros.
Mi interés por las palabras no es el interés del filólogo o del gramático. Me interesan apasionadamente las palabras, su origen, su evolución, su comparación con otras palabras de otras lenguas… tan solo porque creo que todo eso,...

Corazón y Nosotros.

Mi interés por las palabras no es el interés del filólogo o del gramático. Me interesan apasionadamente las palabras, su origen, su evolución, su comparación con otras palabras de otras lenguas… tan solo porque creo que todo eso, en conjunto, me explica muchas cosas sobre nuestras convicciones, nuestras creencias, nuestras obsesiones.

Lo explicaré considerando ahora dos palabras de la lengua castellana: corazón y nosotros.

Son dos rarezas, desde el punto de vista de lingüística comparada.

En todos los idiomas europeos, al corazón se refieren con una palabra corta, contundente y monosilábica (como si fuese un latido), que en última instancia nos remite al sánscrito kerd, corazón. Así tenemos heart en inglés, coeur en francés, cuore en italiano…Pero los castellanos somos especiales en esto (y llos portugueses). Decimos “corazón” añadiendo a la raíz una desinencia inexplicable. Los filólogos han hecho correr ríos de tinta sobre esta anomalía. Y han llegado a la conclusión de que corazón no significaba inicialmente el órgano cardíaco, sino alguna afección del alma vinculada a él, algo así como la ira o el enfado pasional. Pero, por alguna razón, en nuestra conflictiva península, la emoción pasó da definir el órgano. Y corazón se convirtió en corazón. A mí esto me hace pensar…porque solo ocurrió entre nosotros.

Y con “nosotros” pasa algo parecido. En la mayoría de las lenguas europeas la idea se expresa con un simple monosílabo: nous, nos, noi..Pero en castellano (y en catalán) se produce un efecto enfático similar al que he comentado para “corazón”: nos-altres...nos-otros…Es decir, por estos pagos nos empeñamos en subrayar muy especialmente el hecho terrible de que, ¡ojo! nos somos otros, de que nos no somos “como ellos”…También esto hace pensar. Cuando un ibérico dice “nosotros”, ya estamos empezando a complicar mucho las cosas, porque el nosotros de los castellanos o catalanes es un nosotros que se diría que se constituye única o preferentemente por oposición a los que están al lado, a los vecinos.

En este caso, dos simples palabras, corazón y nosotros, nos ayudan a entender un poco mejor lo que ha sido el turbulento devenir histórico de los pueblos de la península ibérica. Pueblos en los que el nosotros ha estado durante siglos sobredimensionado (frente a los moros, frente a los herejes, frente a los rojos, frente a los del pueblo vecino o a los del otro lado del río…). Y pueblos en los que quizá existe un deposito permanente de ira, de energía morbosa de corazón que en cualquier momento puede ver cómo se abren sus frágiles compuertas.


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