Sola.
Han encontrado en lo más profundo de una mina de oro, en Sudáfrica algo maravilloso. Es una forma de vida que no parece relacionarse con ninguna otra del planeta. Es una bacteria rarísima que constituye un ecosistema en sí mismo. ¡Obtiene su energía de las emisiones radioactivas de las rocas de uranio circundantes!. No devora. No es devorada. No se comunica. No necesita nada del exterior. Parece permanecer permanentemente ensimismada, por los siglos de los siglos! Los biólogos no saben qué pensar sobre esta forma de vida “atómica”. Los astrofísicos se atreven a sacar desafiantes conclusiones y plantean nuevas hipótesis de otras formas de vida fuera del mundo. Los filósofos se rascan la cabeza. ¿Cuál puede ser el sentido último de esa forma de vida a la que han bautizado como “candidatus desulforudis audaxviator”?