Joludi Blog

Abr 29
Catedral.
Anteayer estuvo Bertone, el habilísimo ministro de exteriores del Vaticano, dando una vuelta por las dos catedrales de Barcelona, la maravillosa gótica y la Sagrada Familia. Venía como aposentador de Benedicto XVI, preparando su próxima...

Catedral.

Anteayer estuvo Bertone, el habilísimo ministro de exteriores del Vaticano, dando una vuelta por las dos catedrales de Barcelona, la maravillosa gótica y la Sagrada Familia. Venía como aposentador de Benedicto XVI, preparando su próxima visita. Un compañero de trabajo italiano me comentó el dato extrañándose de que Madrid no tenga un “Duomo”, una casa del Obispo, como es debido. “¿Como es posible?”, me dice, “que haya catedrales maravillosas en minúsculas ciudades de la meseta y en la mismísima capital, núcleo del poder político del Imperio Español, allá por el siglo XVI, sólo exista un horrendo pastiche iniciado en el siglo XX y está aún sin terminar”. “Pues precisamente por eso”, le respondo.

Carlos V aconsejó a a su hijo Felipe que montase la corte en el humilde poblachón manchego de Madrid justamente para mantenerle a salvo de la poderosísima influencia del Primado de Toledo. La idea regia era levantar en Madrid la corte y crear un Arzobispado ex novo, más o menos dócil y favorable a la monarquía, no como el toledano. Una idea a la que se opuso agriamente el titular de la mitra toledana, el terrible y jovencísimo Cardenal Guillermo de Croy (murió con 23 años si no me equivoco), que pretendía seguir ejerciendo desde Toledo su influencia. Total, que se eligió Madrid por su insignificante peso eclesial y luego ocurrió que, debido a la oposición de los aparatchik de la Iglesia, se obstaculizó todo intento de convertir a Madrid en una diócesis principal, con su catedral y todo. Así que Madrid no tuvo catedral hasta pasados cuatrocientos años de aquello, cuando se calmaron las aguas. Y ni así.