Un kilómetro cúbico.
Las llamadas “cortadoras de hojas”, representan el más alto grado de cooperación social entre todas las hormigas, que ya son de por sí un prodigio de complejo trabajo en equipo. Estas hormigas, que se encuentran en casi todo el continente americano, son excelentes en términos de tecnología agrícola. Cortan trocitos de hojas o ramas, los llevan hasta el hormiguero y una vez allí mastican cuidadosamente el material transportado para formar una especie de mantillo vegetal que extienden y van abonando con sus propias heces. Sobre este mantillo cultivan y recolectan un hongo que no se encuentra en ningún otro lugar de la Naturaleza y que resulta óptimo para garantizar su alimentación correcta.
Cada una de las labores de este proceso de cultivo y recolección es llevado a cabo por equipos especializados, como si se tratase de una avanzada cadena de montaje; es decir, hay hormigas obreras especializadas en el corte de las hojas, otras en el transporte, otras en la creación del mantillo y otras en la recolección.
A las hormigas, que junto con las abejas y las termitas, constituyen las criaturas eminentemente sociales del planeta, les ha pertenecido este mundo durante los últimos 100 o 200 millones de años. Han conquistado la Tierra pese a que el volumen total de individuos de sus diferentes especies, existentes en un momento dado, podría caber en apenas un cubo de un kilómetro cuadrado. Un cubo que podría disponerse cómodamente en cualquier rincón del Cañon del Colorado, por ejemplo.
En los últimos 70.000 años, a las hormigas les ha surgido, con el Hombre, un temible y enloquecido competidor, que no solo disputa su hegemonía, sino que amenaza con destruir completamente el hábitat de ambos. Es también una criatura social, por supuesto. Y, curiosamente, también está consiguiendo el control y destrucción del planeta pese a ser tan solo una insignificante fracción de la masa del mismo.
Curiosamente, el total de humanos que viven en estos momentos sobre la Tierra ocupa también, aproximadamente, y si los disponemos unos junto a otros, como sardinas en lata, el mismo kilómetro cúbico que las hormigas…Un solo kilómetro cúbico.
