Joludi Blog

Nov 19
En lo malo sí hacer mudanza o la Ley de Carracuca.
La victoria de Obama ha sido también la victoria de los matemáticos. Las previsiones electorales de los institutos de opinión norteamericanos se han confirmado con una exactitud desconocida hasta la...

En lo malo sí hacer mudanza o la Ley de Carracuca.

La victoria de Obama ha sido también la victoria de los matemáticos. Las previsiones electorales de los institutos de opinión norteamericanos se han confirmado con una exactitud desconocida hasta la fecha. Esto confirma la gran madurez de la ciencia de la prospectiva sociológica. Y da también un poco de miedo. Uno tiene la sensación de que los estadísticos saben lo que la gente va a votar incluso antes de que lo sepa ella misma. Esto no es una boutade, hay fundamento para decirlo.
Una de las cosas que también han quedado virtualmente demostradas con estas elecciones es la vieja–y sabia–hipótesis de que “las elecciones las pierden los gobiernos, no las ganan las oposiciones”. Lo que ha ocurrido en Estados Unidos no es tanto mérito de Obama como demérito de Bush. Y ha servido para confirmar que en época de crisis económica los pueblos casi siempre optan por votar masivamente a la oposición. Esto ya parece un axioma probado.
San Ignacio de Loyola redactó 22 reglas para inspirar los “ejercicios espirituales e impulsar al discernimiento". La 5ª de estas reglas dice “En tiempos de desolación nunca hacer mudanza, mas estar firme y constante en los propósitos (…) porque así como en la consolación nos guía y aconseja más el buen espíritu, así en la desolación (nos guía) el malo.”
Este principio ignaciano de comportamiento carece por completo de base lógica o empírica, pese a su inmensa popularidad (¿por qué diablos en los malos tiempos nos habría de inspirar el “mal espíritu”, mientras que en los buenos tiempos nos ha de guíar necesariamente el “buen espíritu”? ). En todo caso, parece que no es tenido muy en cuenta por los electores de las sociedades democráticas modernas. No ha funcionado el Principio de San Ignacio en Norteamérica, ni siquiera en la versión de Abraham Lincoln, cuya famosa frase “dont swap horses in the middle of the stream” (no cambiar de caballo en medio del río), ha sido convertida en un mantra irracional por los conservadores.
La gente, pese a San Ignacio y a (San) Abraham, vota siempre el cambio cuando las cosas van realmente mal. Especialmente cuando van mal en lo económico. Está en la naturaleza misma del ser humano.
Por eso debe prepararse Zapatero y el PSOE. Se ponga como se ponga, ya se encomiende a Sor Maravillas o a Manuel Azaña, en estos momentos tiene mal la cosa electoral. Y esto es así a pesar de tener enfrente al catastrófico equipo de Rajoy, uno de los políticos con menor capacidad para la empatía y la conexión emocional que ha pasado jamás por la escena política española. 
La sociedad sabe o cree saber, que en lo malo, cuando todo parece pérdido, no hay más remedio que probar a hacer mudanza. Podríamos llamarle a esto “La Ley de Carracuca”, por contraposición al “Principio de San Ignacio”. Porque los gobiernos a los que el destino les adjudica una crisis tan colosal como la que estamos sufriendo, deberían tener muy claro que están “más perdidos que Carracuca”, por utilizar una divertida expresión que yo he oído muchas veces en mi casa y que hace referencia a un personaje patoso y desorientado de la zarzuela La Rosa del Azafrán. Un personaje tan patoso y desorientado como parece estarlo el actual Gobierno en relación con lo que está lloviendo.