Bacterias y vino.
Han comprobado que cuando saboreamos un buen vino, en realidad, estamos dejando que actúen sobre él las bacterias de nuestra boca, que son las responsables de degradar el caldo y desatar así su verdadera sinfonía de sabores. El catador que parece enjugar la boca con el vino, en realidad está incrementando con ello las posibilidades agresivas de su flora bacteriana bucal, sin la cual el vino perdería mucho de su sabor. Mejor no pensar en estas cosas cuando se saborea un buen vino. Como el que tomaré esta noche en el menú de degustación del Restaurante Moo de Barcelona, donde tienen el detalle de darte una copa de vino diferente para cada plato. Te explican al mismo tiempo por qué han elegido justo ese vino y no otro para el manjar en cuestión. Yo me reprimiré mis ganas de explicar esto de las bacterias.