Canicas y pepinos.
En el año 2003, el gran primatólogo Frans de Waal publicó los resultados de uno de sus experimentos más fascinantes con chimpancés que demuestra hasta que punto tenemos los simios en nuestros genes una cierta idea intuitiva de la justicia y los agravios comparativos.
Primeramente, entrenó de Waal a los monos a intercambiar canicas por rodajas de pepino. Cada día, tenía lugar una sesión de intercambio con un grupo amplio de monos.
Todo iba bien. Pero en una ocasión, uno de los monos comenzó a recibir del cuidador no el correspondiente trocito de pepino por cada canica, sino una deliciosa uva.
Esto resultó absolutamente intolerable para el resto de los monos. Se enfadaron tanto que se negaron a seguir participando en el juego de las canicas y los pepinos. Técnicamente, surgió un piquete.
Nunca se habían planteado los monos si el trato de las canicas y los trozos de pepino era justo. Pero al ver que un miembro del grupo recibía uvas por las mismas canicas que a ellos solo les servían para obtener pepinos, la crisis social estalló irremediablemente.
Ayer, mi hija mayor me pidió que la ayudase en relación con un ejercicio del cole. Se trataba de enunciar una ventaja del capitalismo y una ventaja del socialismo. Me limité a contarle a Mercedes este experimento de Frans de Waal y a decirle que en el capitalismo se producen muchas canicas, pero algunos monos las cambian por uvas. Mientras que en el socialismo todos reciben su rodaja de pepino, pero, por diferentes razones, hay cierta escasez de canicas.