Joludi Blog

Nov 26
Olfato cuántico.
Se crea o no, cada vez que hacemos algo tan simple como oler un tarro de perfume, estamos iniciando un proceso que la ciencia no tiene en absoluto claro. Por lo visto, es sumamente misterioso.
El problema radica en que cada uno de...

Olfato cuántico.

Se crea o no, cada vez que hacemos algo tan simple como oler un tarro de perfume, estamos iniciando un proceso que la ciencia no tiene en absoluto claro. Por lo visto, es sumamente misterioso.
El problema radica en que cada uno de nosotros tenemos un número limitado de terminales sensoriales para el olfato. Y sin embargo, este pequeño conjunto de términales parece ser capaz de percibir diferenciadamente las incontables moléculas odoríferas que llegan en cada instante a nuestra nariz. Es algo muy misterioso.
Para resolver el enigma, se ha creado una especie de controvertida teoría cuántica del olor. Su promotor es un científico llamado Luca Turin, biofísico en el University College de London.
Según Turin, nuestros receptores olfativos no solo están diseñados para captar olores, sino también determinadas vibraciones subatómicas de aquellas partículas potencialmente odorantes. Nuestra nariz sería entonces no solo un puro órgano olfativo, sino, antes que nada, un verdadero espectrógrafo capaz de percibir las particularidades electrónicas de las sustancias susceptibles de proporcionarnos un determinado olor.
La teoría de Turin es muy controvertida. Pero recientemente ha encontrado nuevos apoyos. Más aún, a partir de las teorías de Turin, se ha creado una compañía llamada “Flexitral” orientada a dar servicios científicos avanzados al mercado del perfume. La idea básica de Flexitral es crear olores a la medida basándose en las teorías cuánticas de Luca Turin. Sostienen en esta empresa que son capaces de predecir el olor que tendrá una determinada sustancia química tan solo a partir del simple análisis de su estructura molecular. Algo asombroso realmente, si es cierto.
Yo no estoy seguro de que todo esto de la teoría cuántica del olor tenga o no suficiente base. Pero mi impresión es que hay muchos enigmas todavía pendientes de descubrir en el fascinante mundo de los sentidos. Un mundo que a veces dejamos de lado ante la prioridad absoluta del concepto y de la idea. Craso error. Como decía Voltaire, “nos asombra el pensamiento, pero la sensación es igualmente maravillosa”.