Joludi Blog

Nov 29
Pásalo.
La Unión Europea ha regulado esta semana, por fin, los precios de los sms “en itinerancia”. Es decir, ha fijado el precio máximo que debe pagar alguien que envía un mensaje corto desde un país distinto a aquel en el que contrató su número...

Pásalo.

La Unión Europea ha regulado esta semana, por fin, los precios de los sms “en itinerancia”. Es decir, ha fijado el precio máximo que debe pagar alguien que envía un mensaje corto desde un país distinto a aquel en el que contrató su número móvil. La rebaja media ha sido un 60%  y ahora no es posible cobrar por estos sms en “roaming” más de 11 céntimos.
Paradójicamente, en España, con esta decisión europea, en cuya votación nuestro país ha sido la única-vergonzante- abstención, los sms “normales” resultan ahora, por regla general, más caros que los sms “en roaming”. Y esto es un absurdo notable. Carece de toda lógica que a un alemán en Mallorca le cueste más barato enviar un SMS a Hamburgo que a mi hija enviar un sms a una vecina.
Más que un absurdo es un escándalo. Y dice mucho sobre la particular vulnerabilidad de los reguladores españoles en relación con los operadores móviles y su poderoso lobby .
Haría bien la sociedad española en darse cuenta del poder extraordinario que están acumulando los operadores móviles. Y del peligro asociado a ello. Son ahora quizá más poderosos los operadores móviles que los bancos o que los grupos mediáticos.
Es cierto que los operadores móviles son titulares de unas concesiones públicas por las que tuvieron que pagar en su día a los diferentes Estados muchísimo dinero (a diferencia de las grandes cadenas de TV, que vitualmente no pagan nada por concesiones igualmente valiosas y que explotan con no muy diferente prepotencia y abuso). Lo que no es aceptable que esas concesiones les habiliten a los operadores móviles para cobrar de por vida unos precios astronómicos y absurdos que constituyen un verdadero expolio para los consumidores, especialmente para los jóvenes y las clases medias, que dependen en buena medida del móvil para su vida cotidiana.
Cuando se sentaron las bases regulatorias de la telefonía móvil, hace ya muchos años, nadie intuyó el desarrollo que tendría esta nueva forma de comunicación y su impacto enorme en la vida social. Aquel gigantesco error de previsión se podría neutralizar ahora mediante medidas regulatorias ejemplares como las ha tomado esta semana Bruselas. Pero parece que en España, el ministerio del ramo no está por la labor. Prefiere seguir plegándose al emergente y temible “poder móvil”. Alguién sabrá por qué. Pásalo.