Joludi Blog

Mayo 25
¡Vea usted mojigangas!.
Pascal, que era un cenizo, por más que genial, decía que toda diversión era perniciosa para el hombre. Y entre todas las diversiones, la más perniciosa de todas era, para Pascal, el teatro. Curiosamente, casi coincidiendo con...

¡Vea usted mojigangas!.

Pascal, que era un cenizo, por más que genial, decía que toda diversión era perniciosa para el hombre. Y entre todas las diversiones, la más perniciosa de todas era, para Pascal, el teatro. Curiosamente, casi coincidiendo con la expresión de la tesis de Pascal, en 1642, el Parlamento puritano inglés prohibe el teatro. Y también, de forma casi simultánea con la muerte del pensador, veinte años después, el telón se vuelve a levantar en la pérfida Albión. Durante la ley seca teatral en Inglaterra, en España se hacía un fantástico teatro como el de Calderón que admiraba y envidiaba toda Europa, entre otras cosas por su espectacularidad, su sentido del humor y de la fiesta. Sí, sí, así era el teatro de Calderón, pese a la imagen tópica que tenemos de sus obras, en una de las cuales aparece un personaje sumamente depresivo, “Hipocondrio”, al que se le aconseja, para curarse, que se ría, que se divierta todo lo que pueda:

Pues¿ es contra estatuto el alegrarse/o es pecado mortal que usted se ría?/ No es para todos, no la hipocondria/ ¡Vea uced bailes, vea mojigangas…!”

Eso. Hay que ver mojigangas. Todo lo posible. Mojigangas, palabra que proviene de una especie de matasuegras o vejigas (boxigas, boxigangas) que se usaban para aporrear a los malos en las comedias burlescas de nuestro Siglo de Oro (y en la Commedia del Arte italiana, por cierto); algo parecido a los globos que se utilizan para asustar amigablemente a los niños en el tren chu chu de las ferias. Cuando estemos tristes, vayámonos al tren chu chu a que nos den con el matasuegras. Fuera hipocondrias…¡Veamos mojiganga, hombre!