Joludi Blog

Jun 22
Testosterona.
¿Por qué los poderosos de la política y las finanzas son tan proclives a las transgresiones morales o jurídicas? ¿Por qué, desde el gran financiero al político de éxito, todos se atreven a desafiar, con temeridad impropia de su aparente...

Testosterona.

¿Por qué los poderosos de la política y las finanzas son tan proclives a las transgresiones morales o jurídicas? ¿Por qué, desde el gran financiero al político de éxito, todos se atreven a desafiar, con temeridad impropia de su aparente mérito personal, toda clase de normas éticas o legales? 

Un estudio reciente de la Universidad de Indiana ha encontrado, oh sorpresa, una fuerte correlación entre el nivel social o económico y la propensión a delinquir. O sea, cuanto más poder, más tendencia a usarlo de forma abusiva. Es una vieja idea que ahora parece incluso superar la prueba del laboratorio universitario.

La Harvard Business School atribuye esta correlación al efecto del ego y a una especie de silenciación de la conciencia derivada precisamente del crecimiento patológico que ese ego suele experimentar en el contexto de un gran éxito social. El poder te acaba rodeando de una corte de aduladores, empezando por tí mismo. Y es el vocerío de todos esos aduladores el que tiende a acallar la voz interior de tu conciencia. 

Pero esto es también una vieja idea que tiene sus raíces en los antiguos griegos. La tragedia griega era, en esencia, una especie de terapia colectiva para mostrar a los espectadores el destino fatal que acecha a los mortales encumbrados…

Por último, también se está demostrando la fuerte relación entre las hormonas masculinas, sí, y los comportamientos transgresores. Repasemos mentalmente la lista de escándalos en el campo financiero, empresarial, político…y veremos que nos faltan rostros femeninos. 

Por eso yo creo que sería buena idea el nombramiento de madame Lagarde como sucesora de DSK. Todo parece indicar que la combinación de poder, adulación, y testosterona, impulsa fatalmente a los pobres mortales de mi género al egoismo, a la corrupción y a la imprudencia. Son factores que, combinados, parecen formar una mezcla demoledora. Si al menos suprimimos (o atenuamos) la testosterona, tal vez los resultados no sean tan terribles…Quién sabe.