Joludi Blog

Jun 25
A la francesa.
Tradicionalmente, y sobre todo a partir de los terribles años de la Guerra de Independencia, los españoles siempre hemos sentido la tentación de denominar “francés” a cualquier versión deficiente o pervertida de lo genuinamente...

A la francesa.

Tradicionalmente, y sobre todo a partir de los terribles años de la Guerra de Independencia, los españoles siempre hemos sentido la tentación de denominar “francés” a cualquier versión deficiente o pervertida de lo genuinamente español. Hay muchos casos que ilustran este fenómeno. Uno de ellos, muy curioso, nos lleva al mundo de la mesa. Otro al del sexo. (Y dejaré para otro día expresiones como “despedirse a la francesa”, por ejemplo, de las que tenemos decenas de divertidos ejemplos en nuestro lenguaje coloquial.)

En lo relativo a la mesa, conviene recordar que la “tortilla francesa” era la expresión sarcástica que se usaba durante la Guerra del Francés, como dicen en Cataluña, para referirse a la tortilla de patatas sin patatas (por la escasez).

En lo relativo al sexo, existe, como es sabido, una expresión similar que también proviene de la época en la que los soldados napoleónicos, acompañados de la habitual cohorte de operarias del amor que siempre han seguido a los grandes ejércitos, se asentaron en España. Esas trabajadoras galas del sexo, hijas también de la Revolución Francesa en lo relativo a prácticas amorosas, hacían, según parece cosas “que jamás haría una española”, es decir, hacían el “francés”.