Joludi Blog

Ene 13
El telepredicador cheli.
Se llama Mark Driscoll y está rompiendo la pana en Estados Unidos. Y en You Tube. Su posicionamiento es claro. Nada de amaneramientos. Habla como la gente de la calle, salpica su discurso con palabras muy fuertes. Viste con...

El telepredicador cheli.

Se llama Mark Driscoll y está rompiendo la pana en Estados Unidos. Y en You Tube. Su posicionamiento es claro. Nada de amaneramientos. Habla como la gente de la calle, salpica su discurso con palabras muy fuertes.  Viste con vaqueros y ropa casual. Cuando habla, toca todos los temas. Adopta un estilo totalmente desinhibido e incluso un tanto “macho”. Antes de aparecer en escena hace sonar canciones de Springsteen (especialmente el “Born to Run”).
Pero Driscoll no es una estrella de la cultura pop (o mejor dicho sí lo es). Es un telepredicador. Un telepredicador cheli. Pero un telepredicador propiamente dicho. De los pies a la cabeza.
Y lo más increible es que, para colmo, Driscoll se autoproclama…¡calvinista!. Pa morirse. Recordemos que el calvinismo es la forma más rigurosa y estricta del reformismo cristiano. Para los calvinistas, todo está escrito y todo debe hacerse conforme a la regla divina.
Una vez que uno deja de reirse con este tema, que sintetiza muy bien la esquizofrenia de la sociedad americana, conviene reflexionar. Y preguntarse por qué mientras en yankilandia triunfa esta chusca mezcla de Springsteen y Pat Robertson, los estrategas romanos aspiran a dar marcha atrás. En lugar de aprender las técnicas de las estrellas de la cultura pop, ahora lo que parece que pinta es volver a la misa en latín y suprimir las amenas guitarritas y las canciones. Craso error. El camino lo marca Mark. El boss de la cosa bíblica. El amo del cotarro. El massa del teoflipe.