Radiotelepatía.
Para hacer posible el viejo mito de la telepatía solo hacen ya falta un par de tecnologías que parecen estar al alcance de la mano. Primeramente es preciso que sea posible convertir la actividad de las neuronas en señales de radio. Y viceversa. Esto ya se ha empezado a hacer, por lo menos en la primera parte. Los experimentos rudimentarios publicados hace un par de meses sugieren que estamos en el buen camino. Lo segundo que hace falta es desarrollar transmisores que puedan insertarse en el cerebro.
Cuando se consigan estas dos cosas, la tecnología habrá sentado las bases de un modelo de vida humana totalmente diferente a lo conocido hasta la fecha. Habrá oportunidades inéditas para la armonía y la paz mundial. Y también existirán riesgos inconcebibles para la tiranía y la explotación humana.
O tal vez no. Al fin y al cabo, como dice mi amigo Herme, la gente usa los teléfonos móviles primariamente para decir eso tan trascendental de “oye churri, que ya estoy llegando”. Tal vez la radiotelepatía se limite a abrir simplemente un nuevo canal para la información superflua. Una vía inédita para la idiotez.