Joludi Blog

Ene 6
Abalar.
Gran pérdida sería la de la Piedra de Abalar….Muchos verían un mal presagio si las olas, que han rodeado estos días el santuario de Muxía, como nunca se había visto, rompen por fin la vela legendaria de la barca pétrea de Santiago, que ya...

Abalar.

Gran pérdida sería la de la Piedra de Abalar….Muchos verían un mal presagio si las olas, que han rodeado estos días el santuario de Muxía, como nunca se había visto, rompen por fin la vela legendaria de la barca pétrea de Santiago, que ya viene desfalleciendo desde el 78.

Queda en todo caso la palabra, impregnada en esos restos graníticos sobre los que se han balanceado cientos de miles de peregrinos. 

Abalar…es un vocablo precioso. Lo usan más los gallegos y los leoneses que los castellanos de hoy. El verbo nos lleva a la acción de balancearse las cosas por efecto de fuerzas propias, o de factores que no conocemos o controlamos. Abalan los dientes que se mueven. Abalan las maderas de las viejas tarimas, abalan las ventanas cuando sopla mucho viento… 

Abalan también, a veces, las conciencias. O no abalan, cuando tienen granítico rigor. Como le ocurre al protagonista de uno de los deliciosos retrincos de Castelao. Es un genial sarcasmo contra el patriotismo más bien ciego. El chiquillo quiere asesinar al terrateniente inglés que se mofa de su orgullo infantil por las glorias marinas nacionales. Se ha atrevido, el muy hijo de Albión, siempre con su pistolón nacarado al cinto, a bromear diciendo que, hundidos nuestros barcos en Santiago de Cuba, ya tenemos la mejor flota submarina del mundo…El chiquillo cavila entonces un crimen vengador. Planea espetarle un cuchillo en la garganta al inglés burlón. Y lo hace, pero solo en sueños. “Nin o máis lene remorso abalou a miña concencia”, se dice al despertar. Es un patriota.

Hay conciencias sin holgura. Conciencias poco abaladeiras. Conciencias que no se mueven un milímetro, y que no dejan espacio ni al más leve remordimiento. Pero quizá esas conciencias están aún más expuestas a los temporales que la gran piedra de Muxía. Esa piedra en la que un día yo también me subí para abalar, y que aún no han podido romper del todo las prodigiosas olas de la Costa da Morte.


  1. wfosbery ha reblogueado esto desde joludi
  2. nexusenorion ha reblogueado esto desde joludi
  3. joludi ha publicado esto