Joludi Blog

Feb 12
Sete Sóis
Marta se quedó algo pensativa cuando le conté anteayer que, al parecer, la caída en un agujero negro es el destino físico inexorable del mundo. Aunque esto no vaya a ocurrir mañana, desde luego, estamos de acuerdo.
En realidad, le he...

Sete Sóis

Marta se quedó algo pensativa cuando le conté anteayer que, al parecer, la caída en un agujero negro es el destino físico inexorable del mundo. Aunque esto no vaya a ocurrir mañana, desde luego, estamos de acuerdo. 

En realidad, le he aclarado además, ese destino final nuestro hacia la oscura singularidad no está totalmente confirmado. Es tan solo algo que empezó a ser sospechado o temido, hace apenas seis o siete años, cuando unos físicos polacos de la Universidad de Cracovia, Bizon y Rostworowsky, partiendo de las ecuaciones de la Relatividad General, creyeron haber encontrado un modelo matemático válido para describir la génesis de los agujeros negros. Según estos científicos, no solo la Tierra sino incluso una muy pequeña cantidad de materia, tendría como destino final un agujero negro, siempre que dicha cantidad de materia estuviese apropiadamente confinada en un espacio aislado.

Pero ahora, muy recientemente, las negras especulaciones de la pareja de científicos de Cracovia se han refutado, parece ser. Y lo han hecho unos científicos liderados por un físico portugués, Victor Cardoso, mira por donde. Con ayuda de un supercomputador, que ha revisado las ecuaciones de Bizon y Rostworowsky durante un par de meses seguidos, Cardoso y su equipo han llegado a la conclusión de que no hay tanto que temer de los agujeros negros. Sus resultados son tranquilizadores. Tenemos, dicen, un plazo de 5000 millones de años hasta que nuestro sol, ya transformado en una enana blanca, corra el riesgo de colapsar en un agujero negro y tragarse todo lo que está a su alrededor. Y aún así, ese riesgo, subraya Cardoso, será más bien pequeño, esta es la novedad. 

Pues es un hallazgo reconfortante, después de todo. Y tiene gracia que, por lo visto, el supercomputador del que se ha servido Cardoso, ha sido bautizado con un nombre precioso, lleno de evocaciones literarias: “Sete Sois”. 

Sí, Sete Sois es quien nos ha desviado del negro destino. Sete Sois, como el entrañable personaje de Memorial do Convento, con el que Saramago simbolizaba, creo yo, la libertad de amar, la libertad de soñar y el afán por poner en cuestión, a la luz de la evidencia, las creencias oscurantistas y las falsas verdades del poder. 

Un buen nombre para un potente ordenador. Voy a renombrar yo así a mi disco duro.


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