Joludi Blog

Feb 19
A por otra.
La crisis es crisis para los débiles. La recuperación es recuperación para los poderosos. La crisis, abultando el desempleo y atemorizando machaconamente a los que no tienen otro recurso que su salario, obliga al empleado a ceder y a...

A por otra.

La crisis es crisis para los débiles. La recuperación es recuperación para los poderosos. La crisis, abultando el desempleo y atemorizando machaconamente a los que no tienen otro recurso que su salario, obliga al empleado a ceder y a conformarse con condiciones laborales cada vez peores. Para no engrosar las filas del paro,  el empleado cancela su capacidad de exigir, renuncia a mejorar su participación en el fruto de la producción y se sitúa, a su pesar, en una posición de debilidad crónica y conformismo. Una posición que las leyes, en aras, claro, de la necesaria “productividad” y “competitividad” no tardan en afianzar sin piedad. Así las cosas, cuando los fríos datos económicos sugieran que la crisis amaina, el empleado no percibirá mejora alguna. Ni el desempleado, claro está. Los poderosos y sus voceros gritarán a los cuatro vientos que la recuperación ha llegado, confiando en que esa manipulación de la verdad les asegure la continuidad en el ejercicio de la opresión política y social. Pero la cacareada recuperación solo habrá llegado para ellos, y tardará mucho tiempo en ser algo mínimamente tangible para la gente de la calle. Mucho tiempo en verdad. El tiempo justo para que se geste una nueva crisis y se vuelva exactamente a las andadas. Es así, de este modo tan sencillo y atroz, como funcionan las cosas en este colosal fraude al hombre medio que constituye el sistema económico que padecemos. No hay nada de qué asombrarse. Salvo de la infinita paciencia y mansedumbre que muestra ese hombre medio. Ese hombre medio estafado, despojado, amedrentado y manipulado, que incluso cae en la tentación de sentirse aliviado cuando en la radio, el mercenario de turno, proclama falaz que el producto nacional bruto crece al ritmo del 0,4% y que la prima de riesgo sigue bajando imparable.


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