Joludi Blog

Feb 22
Marción el Terrible.
Leí hace unos días que el hereje más temible, desde el punto de vista de la Iglesia Católica, fue Marción de Sínope, un odiado opositor al cristianismo oficial del siglo II.
Era este Marción el punto de mira obsesivo de las...

Marción el Terrible.

Leí hace unos días que el hereje más temible, desde el punto de vista de la Iglesia Católica, fue Marción de Sínope, un odiado opositor al cristianismo oficial del siglo II.

Era este Marción el punto de mira obsesivo de las feroces invectivas de Tertuliano, que han pasado a la historia como ejemplo del odio atroz y el furor dialéctico implacable.

Me sorprendió saber esto. ¿Qué tenía el tal Marción que lo hacía tan horrible y peligroso desde el punto de vista católico? ¿Por qué es el hereje por antonomasia?

Repasé un poco las teorías de este archimalvado y no saqué nada en claro. La verdad es que sus postulados eran audaces y en muchos aspectos más atractivos que los oficiales, pero no entendía donde estaba el terrible peligro para la Iglesia.

Marción rechazaba de plano todo el Antiguo Testamento, pues consideraba que estaba protagonizado por un Dios sangriento y vengativo, y por tanto poco creible. En todo caso sería más bien un ser perverso, no un verdadero Dios.

Rechazó el uso del miedo como recurso para imponer la obediencia. Solo creía en el amor como clave de la conducta ética.

No creía en el matrimonio y pensaba que la vinculación forzosa del sexo a la procreación era una más entre las invenciones perversas del falso dios judío.

Todo esto muy bien, sí. Pero ¿justifican estas teorías el pánico terrible de la Iglesia a Marción y sus seguidores?

No. La razón por la que la Iglesia primitiva consideraba a Marción el peor y más temible de sus enemigos era otra.

Resulta que el heresiarca Marción era multimillonario. Una especie de Onassis. Tenía un formidable imperio naviero. Y regaló 200.000 sestercios en Roma entre sus seguidores. Con ello creó una organización que resistió hasta el siglo X.

Acabaramos.