Joludi Blog

Mayo 17
Series.
Es muy enigmático que casi todas las grandes series norteamericanas de televisión estén últimamente protagonizadas por malos buenos. O, más específicamente, por personajes formalmente situados al otro lado de la línea que delimita los valores...

Series.

Es muy enigmático que casi todas las grandes series norteamericanas de televisión estén últimamente protagonizadas por malos buenos. O, más específicamente, por personajes formalmente situados al otro lado de la línea que delimita los valores morales convencionales, pero con los que el espectador, gracias al talento de los guionistas, establece una cierta corriente de simpatía. Esto ocurre, por ejemplo, en Los Soprano, Dexter, The Wire, Lost, Homeland y, por supuesto, en mi favorita, Breaking Bad, que es técnicamente insuperable. No hay una explicación fácil. Hasta ahora, el dogma era que la única razón por la que la gente ve televisión es para sentirse bien. Pero “sentirse bien” no parece ser lo que se consigue cuando uno se sitúa ante la pantalla hasta quedar emocionalmente exhausto viviendo las interminables angustias de existencia y conciencia de tipos como el marine musulmán de Homeland o el profesor de química convertido en narco de Breaking Bad. No sé. Hacer referencia a la tópica crisis general de valores morales me parece una banalidad. Creo más bien que la clave esté en el hecho de que al ver a esos personajes tan ambivalentes, y por añadidura tan humanos, nos ponemos en contacto con nuestra propia ambivalencia, con nuestra propia humanidad, a la que obstinadamente intentamos proscribir casi a cada instante.

Puede que no nos haga más felices ver cómo sufren, se arriesgan y se debaten esos seres de las series, pero, al menos, sus infinitas tribulaciones interiores consiguen acaso hacer que nos sintamos algo mas vivos.Y por esa vía logran que nos aceptemos algo mejor. Quizá este sea el verdadero secreto para entender por qué algunos productos televisivos tienen un éxito de audiencia que de otro modo sería incomprensible. No se trata de que lo pases bien con la tv. Se trata de que te atrevas a encontrarte a ti mismo.


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