Joludi Blog

Mayo 25
Ayer vs. Tyson
Socrates era físicamente un coloso. A los 50 años aún iba a la guerra cargado de armas pesadas y corazas, como cualquier otro hoplita. Y en una de esas batallas, a esa provecta edad, incluso tuvo fuerzas sobradas para salvar a su amado...

Ayer vs. Tyson

Socrates era físicamente un coloso. A los 50 años aún iba a la guerra cargado de armas pesadas y corazas, como cualquier otro hoplita. Y en una de esas batallas, a esa provecta edad, incluso tuvo fuerzas sobradas para salvar a su amado Alcibiades, herido casi de muerte, y llevarlo en brazos, con notable aplomo, caminando tranquilo hasta lugar seguro, sin temer las lanzas y flechas enemigas. Por su parte, Platón también era, al parecer, un atleta, y de hecho su nombre es más bien un apodo que hace referencia a la anchura de sus espaldas, más propia de un luchador que de un filósofo. En los tiempos modernos no se ha dado esta coincidencia entre fortaleza física y mental. Kant era un alfeñique, por ejemplo. Schopenhauer era un hipocondriaco sedentario y antivital. Russell era patológicamente asténico. Y así casi todos. Pero una cosa es la debilidad física y otra la intelectual, como nos ha recordado Cañete. Por ejemplo, A.J. Ayer, el gran lógico, el genial inventor de la noción de “drogulus” o entelequia indemostrable, que sirvió luego a Popper en su teoría de la falsabilidad, era un don nadie físicamente, pero vaya si tenía coraje. En una ocasión, cuando tenía 77 años y estaba delgado como un alma en pena, asistía a una fiesta en una mansión de Nueva York. En la fiesta también estaban Naomi Campbell y Mike Tyson. De repente, se vió salir a Naomi gritando de una habitación, porque al parecer había sufrido un intento de asalto sexual por parte de Tyson. Ni corto ni perezoso, Ayer se interpuso entre ambos. El púgil grandullón miró desde allá arriba al alfeñique de prodigioso intelecto y le dijo lo habitual: ¿usted sabe quien soy yo? ¡soy el ex-campeón del mundo de los pesos pesados!”. A lo que Ayer respondió: “Pues muy bien. Y yo soy el ex titular de la Cátedra Wykeham de Lógica…ambos somos preeminentes en nuestros respectivos campos; así que le sugiero a usted que tratemos este asunto de una forma racional”. Y mientras decía esto, Naomi escurrió el bulto salvándose así de las garras de la bestia parda.


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