Casos.
Mercedes está leyendo a Freud. Veo entre sus cosas el volumen 9 en rústica de la Biblioteca Freud de Pelican. Son los Case Histories II (el Hombre Rata, Schreber, el Hombre Lobo y el Caso de la Homosexualidad Femenina). Le pregunto si le está gustando y me dice que es genial. Tiene razón. Freud era un fantástico escritor. Quizá era un escritor y un narrador por encima de todo. Incluso él lo reconocía: “mis observaciones sobre enfermos se leen como novelas”, dijo en alguna ocasión el sabio vienés. Y, recordemos, nunca obtuvo el anhelado premio Nobel de Medicina pero, en cambio, en 1930 recibió el prestigiosísimo premio literario Goethe. Y le faltó un pelo para ganar el Nobel de Literatura en 1936. Sí. Freud era un gran fabulador, más allá de su lucidez para comprender el alma humana. O quizá precisamente por eso. Y tal vez esa es la razón de que, para aprender a ser escritor, resulte más conveniente psicoanalizarse que inscribirse en el mejor taller literario.
