Joludi Blog

Mar 26
Solo una.
Entre 1500 y 1800 los pintores italianos crearon maravillosos desnudos. Son decenas, si no centenas de obras maestras. Desde la Venus de Dresde de Giorgione a la Venus de Urbino de Tiziano, pasando por las maravillas visiones mitológicas de...

Solo una.

Entre 1500 y 1800 los pintores italianos crearon maravillosos desnudos. Son decenas, si no centenas de obras maestras. Desde la Venus de Dresde de Giorgione a la Venus de Urbino de Tiziano, pasando por las maravillas visiones mitológicas de Correggio, Veronés, Bellini y tantos otros. Insisto, centenares de obras maestras en torno a la temática de la mujer desnuda.

¿Y cuántos desnudos se pintaron durante esos mismos tres siglos en España?

Respuesta: uno. Aunque ciertamente maravilloso, claro. Pero tan solo uno, parcial, con el subterfugio del espejo y por estricta petición del abúlico y degenerado Felipe IV, que quizá buscaba con el cuadrito alguna manera de animarse… Además de la Venus del Espejo, podríamos incluir también, con mala idea y si valen los freakys, el pecho desnudo de la terrorífica barbuda andrógina Magdalena Ventura, posando con su pobre marido, en el cuadro que José de Ribera tuvo la ocurrencia de pintar en 1631, tal vez por razones de orden mágico o apotropaico que uno no acierta a explicar…

Esta increible ausencia de la temática del desnudo en la pintura española da una idea nítida del oscurantismo recalcitrante que se vivió aquí durante esos tres siglos.

Pocas cosas pueden expresarlo mejor.

Y por cierto que la Venus del Espejo es además un cuadro raro y enigmático donde los haya. La cara del espejo es mayor en tamaño que la de la figura, pese a estar más lejos de nosotros. Y además tiene un ángulo imposible, pues si nosotros vemos la imagen frontal de la cabeza reflejada de la Venus, es obvio que la cabeza real debería estar justo entre nosotros y el espejo. Cosa que no ocurre.

Velazquez pues nos gastó una broma óptica, como poco: no hay tal espejo.