Los dos loros y el derviche ciego.
“Al mercado de Samarcanda llegó un hombre rico que quería comprar un papagayo capaz de hablar.
En un puesto creyó encontrar aún mucho más de lo que buscaba. Un mercader había puesto dos papagayos en venta. Y junto a ellos, un cartel que decía: pájaros que hablan y cantan. El hombre rico no podía dar crédito a aquello. Uno de los dos loros no solo parecía capaz de hablar sino que en realidad parecía estar entonando bellísimas canciones.
Fascinado, el hombre rico preguntó cual era el precio de aquellas aves maravillosas.
–1.000 rupias el que está cantando–dijo el mercader–Y 50.000 rupias el que está callado.
El hombre rico se quedó extrañado.
–¿Cómo?–preguntó–¿El que canta, que es hermoso y lleno de prestancia, vale 50 veces menos que el otro, que parece triste y enfermizo, y no dice una sola palabra?
–Usted verá–respondió el mercader con un aire aburrido–1.000 rupias el que canta. 50.000 rupias el que está callado–repitió.
En esta tesitura, el hombre rico pagó mil rupias y se llevó al loro de las bellas canciones, que seguía cantando en el interior de una soberbia jaula dorada.
Al salir de la plaza del mercado, el hombre rico y su ave recién comprada pasaron junto a un derviche ciego que oyó cantar al loro.
–Te llevas el loro–le dijo el sabio derviche al hombre rico al cruzarse con él–pero veo que has escogido el equivocado.
–¿Por qué lo dices, sabio maestro?–replicó el hombre rico–¡El otro ave no decía nada y parecía muy triste…!
–Tú has comprado el loro que canta. Pero el otro era el loro que componía.”